Crítica de "Espejo espejo", comedia políticamente incorrecta con Verónica Forqué y Malena Alterio

La historia de Espejo espejo se desarrolla en el aniversario por los 50 años de Manie Cosmetics. Álex, director de marketing y comunicación, sabe que se van a producir algunos cambios y quiere demostrar que, pese a su edad, tiene ideas innovadoras. Necesita la seguridad que le trasmite su propio reflejo, Álex se siente amenazado por la novata Paula, su asistente que, con sólo veinticinco años, se está ganando la admiración de la presidenta de la empresa.

Por su parte, Paula es consciente de las posibilidades profesionales que se le están abriendo y su reflejo, mucho más ambicioso que ella, lo empuja a superar las barreras que se interponen en su camino. Su hermana, directora de ventas, está inmersa en una crisis de identidad sexual. Su reflejo le exige que salga del closet. Alberto, un administrativo, al que le gusta cantar, está enamorado de Paula y quiere declararse, pero su reflejo le impide hacer lo que quiere.

Los cuatro personajes viven cruzándose con Antonia, la recepcionista que, cuando está sola frente a un espejo, se refleja con una psicópata que quiere matar a todos. El conflicto estalla cuando los reflejos deciden abandonarlos y dejarlos a su propia merced.

Marc Crehuet apuesta por una película coral, de enredos, donde se distorsiona la verosimilitud pero no la realidad, girando hacia el absurdo (por momentos el ridículo), a partir del desarrollo de tópicos vinculados con la agenda actual. Así aparecen temas como la identidad de género, el acoso laboral o los cánones que rigen la belleza, interpelando al espectador para que reflexione y saque sus propias conclusiones, pero sin alejarse de la acidez y el humor negro, corrosivo, ese que está al borde de todo aquello que se establece como políticamente correcto.

Inteligente y kitsch, pop y arriesgada, con algunos guiños al cine de Pedro Almodóvar, Espejo espejo pone a los personajes, y también a los espectadores, frente a un reflejo que habla sobre lo que realmente se es, pero que, muchas veces, se prefiere no ver.