MUBI - 8 Puntos

Crítica de "Verano del 85", drama y suspense ochentoso en una nueva historia gay de François Ozon

El realizador francés traslada la novela "Dance on My Grave", del británico Aidan Chambers, a la Francia de mediados de los años 80, para narrar un romance juvenil entre dos muchachos de la campiña con un dejo de nostalgia.

jueves 24 de marzo de 2022

Verano del 85 (Eté 85, 2020) está ambientada en Le Tréport, un pequeño pueblo francés ubicado en la costa normanda. Al terminar el colegio Alexis (Félix Lefebvre), con casi 16 años, carismático e independiente, apasionado por las motos y con una madre que le inculca una vida en libertad (Valeria Bruni-Tedeschi), tiene que decidir entre seguir estudiando o buscar un trabajo. Mientras tanto, por casualidad, conoce a David (Benjamin Voisin), de 18 años, introvertido y tierno, quien se convertirá primero en el mejor amigo, y en algo más, después.

“Esta es la historia de un cadáver, que conocí cuando estaba vivo, y cómo se convirtió en un cadáver”. Así comienza la película y Ozon busca desde entrada el suspense anunciando que David está muerto y Alexis detenido. Para hacerlo recurre a una narración fragmentada, utilizando dos temporalidades: el presente, en donde se apela a que Alexis cuente lo acontecido y así conseguir una sentencia que lo beneficie en el juicio; y el pasado, en el que recuerda su relación con David a lo largo de ese verano del año 1985.

El realizador de 8 mujeres, En la casa y Gotas de agua sobre piedras calientes  trabaja con una destreza milimétrica el suspense, mediante la utilización de pistas falsas, y emplea el formato súper 16 para construir una atmósfera anacrónica que se complementa con una paleta de colores y un granulado que recrean los años 80. Mientras que Jean-Benoît Dunckel (Air) compone una banda sonora elegante y sutil, que contextualiza la época pero sin la necesidad de convertirse en una protagonista más, acompaña sin molestar. 

Ozon observa con una fogosidad contagiosa los cuerpos de sus jóvenes protagonistas, convirtiendo en cómplice al espectador de un voyerismo explicito y confeso. A la vez que aborda los infiernos personales de sus protagonistas, combinando realismo y fantasía, para volver a hablar, de esta manera, de un tema recurrente que atraviesa una filmografía signada por fantasmas (y fantasías) sexuales. Muy “ozonianos” son también los poéticos parlamentos sobre la muerte, que obsesionan a Alex.

Pero el verdadero mérito de Ozon en Verano del 85 es haber logrado la química necesaria en la relación entre Félix Lefebvre y Benjamin Voisin, un magnetismo que atraviesa la pantalla y puede sentirse en la piel. Obra de un gran director.

8.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS