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Crítica de "Amores modernos", Matías Meyer y una película que de moderna no tiene nada

El cineasta mexicano Matías Meyer aborda una serie de tópicos centrados en una supuesta modernidad del amor contradictoriamente añeja, que terminan por convertir a "Amores modernos" (2019) en una película anacrónica y fuera de época.

domingo 22 de agosto de 2021

La historia comienza con una pareja de ancianos teniendo sexo. Ella se levanta, va a la cocina, se sube a un banco para bajar algo de una alacena, se cae y muere desnucada. El matrimonio tiene dos hijos. Uno, el más joven radicado en Argentina luego de que su padre no aceptara que fuera gay. El otro inmerso en un matrimonio rutinario que no avanza ni retrocede. Todos se encontrarán en el funeral de la matriarca donde se enterarán que también hay una media hermana, fruto de una relación paralela, con la que deben compartir la herencia.

Amores modernos, que busca desacralizar la familia y las relaciones sexuales termina cayendo en su propia trampa.  El realizador de Los últimos cristeros (2011) y El calambre (2009), influenciado por Haneke y Bergman, al menos en el inicio, busca imponer como parte de la agenda una serie de temas que hoy resultan antiguos y que el cine se encargó de narrar de las más disimiles maneras. Y para colmo de males se abre a una serie de historias paralelas que no solo no aportan nada, sino que hacen que se corra el eje y el conflicto termine enredándose entre ruletas rusas sexuales (¿?), neurocientíficos que se quedan paralíticos de repente y embarazadas a punto de parir en sus casas mientras un amigo le succiona los senos. Un entramado narrativo que no conduce a ningún lado. O, mejor dicho, si, al ocaso de un guion pretensioso que no se toma el tiempo para desarrollar los personajes centrales y aprovechar los conflictos atractivos que de ellos podrían desprenderse.

Con una puesta en escena austera, intimista, donde el impacto visual está ausente y predominan los planos cerrados y una serie  detalles desaprovechados, como la metáfora del terremoto que hace tambalear las estructuras familiares y que osa sin pena ni gloria, Amores modernos, protagonizada por Ilse Salas, Ludwika Paleta, Leonardo Ortizgris y Andrés Almeida, es una de esas películas que se vende como rupturista, ácida, irónica y desafiante. Lástima que el desafío para el espectador sea llegar a los títulos finales.

4.0
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