Crítica de "Colectiv", el documental rumano doblemente nominado al Oscar que recuerda la tragedia de Cromañón

Colectiv (2019) hace referencia al nombre de una disco de Bucarest que el 30 de octubre de 2015 se incendia mientras el grupo Goodbye to Gravity ofrecía un concierto. El lugar carecía de salidas de emergencia y 27 jóvenes mueren durante el incendio, mientras otros 180 resultan heridos, de los cuales 90 se encuentran en estado de gravedad. El gobierno socialdemócrata, que gobernaba en ese entonces al país, se compromete a tratar a los internados como "si estuvieran en Alemania" (un audio así lo prueba), pero debe dejar el poder producto de las protestas populares más grandes que el país había visto desde la Revolución de 1989. Hasta las nuevas elecciones asume el control gubernamental un grupo independiente de tecnócratas. Si los hechos fueron un verdadero escándalo, lo que vino después fue mucho peor. En medio de la crisis institucional 37 de los internados fallecen y otros tantos quedan con secuelas irreparables. Lo curioso es que muchos ni siquiera estaban tan graves.

Los periodistas Catalin Tolontan, Mirela Neag y Răzvan Lutac, de La Gazette des Sports, un medio pequeño,vinculado al deporte, inician una investigación y revelan que las víctimas “fueron expuestas a una de las bacterias hospitalarias (el bacilo Pseudomonas aeruginosa) más resistentes de Europa”. El trío descubre que los productos desinfectantes que proporciona la empresa Hexi Pharma a 350 hospitales (2000 quirófanos) son diluidos hasta diez veces la dosis normal. Una práctica que esconde una corrupción a varios niveles, circuitos de evasión fiscal y la complicidad del Estado, que estaba al tanto de lo que se hacía. El escándalo obliga a renunciar al nuevo ministro de salud, que es reemplazado por Vlad Voiculescu, un activista por los derechos de los pacientes que busca reformular el sistema de salud a pesar de todos los obstáculos que encuentra en su camino.

Nanau, que sigue todos los acontecimientos en tiempo real, con una precisión milimétrica y una paciencia infinita, construye un fascinante thriller político que no da respiro (el trabajo de montaje es excepcional). La cámara se limita a observar. Sin juzgar, sin comentar, sin aclarar nada. Prescinde con acierto del apoyo musical y de las entrevistas, aunque también están las víctimas. Una de ellas es Teddy Ursulescu, que se salvó porque fue trasladada a Viena. Ella simplemente se deja ver. La cámara recorre su cuerpo y en cada fotograma se descubre el "Infierno" que ni el mismísimo Dante Alighieri se animó a escribir en La divina comedia.

Colectiv, que en su inicio recuerda la tragedia de Cromañón, es un relato sobre la corrupción, pero también sobre la incompetencia, porque en el fondo ambas cosas van tomadas de la misma mano.