Crítica de “13.000 km de Siria”, de Fernando Lojo, el drama de los refugiados sirios en Argentina

Un programa internacional reubica refugiados sirios en Argentina, a través de los “llamantes”, argentinos dispuestos a recibirlos en el país y ayudarlos a conseguir trabajo e integrarse en la sociedad. Este programa los traslada a diferentes lugares del país alejados de las grandes urbes.

13.000 km de Siria (2020) sigue a varias familias sirias desde que salen de su país hasta que se instalan y tratan de amoldarse a la Argentina. Una esta en Guaymallen, Mendoza; otra en Pilar, Córdoba; otra en San Fernando, Buenos Aires. Distintas problemáticas (el desarraigo, la diferencia cultural, la barrera del idioma) de las distintas generaciones se narran a cámara.

Las primeras imágenes impactan por la crueldad de la guerra: ciudades destrozadas y los misiles cayendo de manera incesante muestran el horror de las condiciones de vida. El daño material queda explicitado en pantalla, el daño psíquico lo veremos en las anécdotas de los sobrevivientes tiempo después, en suelo argentino.

“Me dan miedo los perros porque son los que se comen los cadáveres en Siria” cuenta uno de los refugiados, que busca sobrevivir ahora lejos de su tierra. Adaptarse es un problema por el idioma, por las habilidades que traen consigo “yo hacía perfumes artesanales, es lo que sé hacer y lo que me gusta. Pero acá todo es importado”, cuenta uno de los protagonistas.

La película empieza de manera contundente con imágenes sobre la guerra ajenas a los noticieros locales. Con el correr de los minutos se convierte en un clásico relato de migrantes, con sus dramas y anhelos y la dolorosa experiencia de vida. Desde ese lugar la película podría estar hablando de refugiados de cualquier parte del mundo y sería exactamente igual, perdiendo la particularidad que la define. 

No hay explicación del conflicto bélico ni detalles del programa que los trae a la Argentina. Como si se tratara de un film post apocalíptico, donde lo peor ya sucedió y solo queda el conflicto de la subsistencia para contar, el documental se centra en el drama humano del destierro y el volver a empezar. Que no es poco.