MUBI - 8 Puntos

Crítica de “Atlantis” la guerra en Ucrania según Valentyn Vasyanovych

Este relato postapocalíptico premiado en Venecia, imagina una Ucrania devastada por la guerra en 2025 desde los ojos de un ex soldado que ayuda a recoger cadáveres del período soviético.

lunes 10 de mayo de 2021

Sergey (Andrii Rymaruk) sufre un severo síndrome postraumático al igual que su amigo Ivan (Vasyl Antoniak). Ambos practican tiro en una Ucrania sin vida. La fábrica de acero en la que trabajan cierra sus puertas, Iván se suicida y Sergey deambula entre minas, cadáveres y otros trabajos ligados a la guerra. Un buen día aparece en su camino -literalmente- Katya (Liudmyla Bileka) con quien se une para la tarea de los Tulipanes Negros, un grupo dedicado a exhumar los cadáveres de la guerra con Rusia.

“Antes de la guerra estudiaba para arqueóloga, de alguna manera trabajo de lo que estudié” le dice Katya, que pasa su tiempo desenterrando cadáveres momificados para reconstruir el pasado, no de miles de años atrás sino el reciente, dando una de las interpretaciones posibles del título del film.

Atlantis (2019) no es una película sobre la guerra sino sobre sus consecuencias: los daños traumáticos en las personas y en el territorio contaminado. El clima frío, el cielo gris y las rocas anuncian la muerte en cada plano. La muerte de la industria con el cierre de la fundidora, la muerte del medio ambiente con la contaminación del agua y la muerte en sí producto del horror cotidiano cierran el círculo.

El futuro post apocalíptico en un relato que roza la ciencia ficción propone este círculo sin salida de conflictos bélicos constantes en que queda inmersa Ucrania. El pasado bélico asociado a la Unión Soviética y el presente con enfrentamientos armados con la Federación Rusa, vaticinan el futuro pesimista planteado por el film, que confluye en un mundo sin tiempo ni espacio posible.

En ese ambiente hostil deambulan los personajes como almas perdidas en el ocaso, danzando entre muertos y sin conexión entre ellos. Las reacciones son frías y distantes como si se desprendiesen de ese desolador escenario fotografiado por Valentyn Vasyanovych que también realiza la dirección de fotografía del film.

El film está compuesto por una serie de planos panorámicos fijos que enmarcan a los personajes en el contexto. Los planos son largos y desarrollan una acción de principio a fin: un camión que atraviesa una ruta interna en un cementerio interminable, una morgue que analiza detalles de un cadáver encontrado, o el propio Sergey organizando los “blancos” para practicar tiro. Sobre el final una luz de esperanza ilumina la película. Un baño en aguas calentadas sobre las rocas, un beso en medio de una intensa lluvia; muestran un instante de humanidad posible que vislumbra un porvenir. 

Atlantis es una película dura, por momentos desgarradora, que con pocos elementos enciende un alerta sobre la empresa de la destrucción montada en Ucrania.

8.0
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