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Crítica de "La voz humana", el corto de Pedro Almodóvar con Tilda Swinton

Un sofisticado engranaje visual le sirve a Pedro Almodóvar para contar la historia de una mujer a la espera de la llamada del amante que la acaba de abandonar.

sábado 08 de mayo de 2021

Desde que Pedro Almodóvar recibió su primera nominación a los Oscar, en 1988, con Mujeres al borde de un ataque de nervios, Hollywood no paró de tentarlo para que rodara en inglés. Figuras como Jodie Foster, Meryl Streep y Angelina Jolie se ofrecieron para trabajar con el realizador. Incluso se rumoreó, tras los Oscar ganados por Todo sobre mi madre (1999) y Hable con ella (2002) de que el español adaptaría al cine y rodaría en Estados Unidos el western de alto contenido sexual El hombre que se enamoró de la luna, de Tom Spanbauer. También recibió encargos, como la adaptación de la novela de Peter Dexter Amores peligrosos (2012), que finalmente dirigió Lee Daniels. Pero nada de eso sucedió durante las últimas décadas...hasta ahora.

La voz humana (2020), rodado –en inglés- durante la pandemia del Covid-19, es una adaptación libre del monólogo homónimo que Jean Cocteau concibió en 1930, donde una mujer habla por teléfono con su amante, un hombre que acaba de casarse con otra.

El texto se vio en varias ocasiones dentro de la filmografía del director. Carmen Maura lo emula en La ley del deseo (1987) y estuvo en el origen mismo de Mujeres al borde de un ataque de nervios. Pero el monólogo cambia en el universo de Almodóvar, queda desmembrado y poco tiene que ver con la sumisión de otras famosas actrices que lo interpretaron, como Anna Magnani en L'Amore (1948) de Roberto Rossellini o Ingrid Bergman para Ted Kotcheff.

En la versión almodovariana, Tilda Swinton habla con modernos auriculares inalámbricos, deambula desesperada por una casa de diseño, se cambia de vestimenta y colores a lo Joan Crawford en Johnny Guitar (1954), y halla una efímera idea de redención en un hacha y en los ansiolíticos a la espera de que el teléfono suene. Sin embargo, en los ojos de esta mujer se percibe cierto carácter cuando afronta la encrucijada del desamor, cuando debe decantarse entre morir y descansar o vivir desconsolada, en llamas. Es un melodrama que confina el dolor de la protagonista para luego ir desgarrándolo de forma progresiva e implacable

Lo que Almodóvar hace con el espacio, con el decorado, con esa frontera difuminada en la pantalla entre ficción y realidad, es magistral. Todo el corto está teñido por una impronta teatral. La cámara rompe la cuarta pared para salir de los decorados y mostrar las oscuras paredes del estudio de cine donde se filmó y las pantallas verdes de los croma se envuelven en forma de telones. Un admirable trabajo sobre el espacio escénico; el punto indeterminado entre el cine y el teatro. Un laberinto de las formas. Un gran juego de máscaras a través de una puesta en escena que explota el característico mundo de Almodóvar, con los colores y las luces de José Luis Alcaine, la banda sonora reciclada de Alberto Iglesias, el diseño, las texturas, el vestuario (de Balenciaga que funciona como disfraz), las citas literarias (Munro, Capote, Stern, Fitzgerald), cinéfilas (Sirk, Tarantino, Thomas Anderson), musicales (Bowie) y pictóricas (de Artemisia Gentileschi a Giorgio de Chirico).

Poderoso y fascinante cortometraje de treinta minutos, La voz humana tiene voz propia, una verdadera voz interior que guía todo el relato y que no es otra que la del propio Almodóvar.

9.0
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