Crítica de "De la noche a la mañana", de Manuel Ferrari con Esteban Menis

Relato de búsqueda como pocos es esta comedia agridulce sobre Ignacio Roma, el divertido excéntrico que interpreta Esteban Menis, un docente y arquitecto, dubitativo y neurótico que entra en crisis por completo cuando, luego de la inesperada noticia, viaja por trabajo a Chile donde sufre una serie de imprevistos que lo obligan a deambular por las calles de Valparaíso.

La historia del hombre que entra en crisis a partir del anuncio del nacimiento de su primogénito es conocida, e incluso, ya fue contada en el cine por El otro (2007) de Ariel Rotter con Julio Chávez. Pero en De la noche a la mañana (2019) Manuel Ferrari se aleja de la solemnidad o el dilema psicológico de aquella película y presenta una divertida fábula existencial con un personaje entrañable.

El tipo es el prototipo de “hombrecito”, de esos que personificó Daniel Hendler para Daniel Burman. Aquí es Esteban Menis, el actor que le da unos matices al estilo Woody Allen a su composición de hombre urbano que sufre al salirse de su zona de confort. Aún mas cuando el control estructurado/arquitectónico de la vida se pierde por completo ante una noticia reveladora como es el nacimiento del primer hijo.

Ignacio viaja al país vecino para dar un seminario en la Universidad, que está tomada ni bien llega, justo después de que su valija fue extraviada, para mencionar solo dos de los conflictos que se le presentan. El viaje iniciático se convierte en pesadilla mientras en el medio, conoce personas claves para sus perspectivas de vida.

Quizás la película peque de volverse reiterativa después de la segunda mitad, pero cuenta con las bases para, mediante el “anti carisma” de su protagonista y la estructura sólida del relato, llegar a buen puerto. Después de todo cualquiera que viva en la Ciudad y sienta que peligra su estabilidad burguesa puede identificarse -y divertirse- con los avatares escenificados.