El caballero de la guerra

War Machine

War Machine (2017), película dirigida por David Michôd y que se estrenó esta semana por Netflix, es una mirada particular sobre la guerra de los Estados Unidos en Afganistán. En lugar de ser un drama intenso y bélico como se esperaría, todo sucede entre escenas más conspirativas y de oficina. La acción no empieza en el campo de batalla sino entre las paredes puesto que se intenta mostrar la maraña interna que aparece en las guerras de nuestros días cuando dos tradiciones se enfrentan entre sí: la vieja estirpe guerrera norteamericana marcada por el liderazgo hacia la victoria y otro más preocupado en su interés político donde la batalla está entre los beneficios del poder. Bajo un tono menos endurecido y por el contrario cómico, este film con altibajos, resulta atractivo.

War Machine
La película tiene un perfil más histórico y casi biográfico alrededor de la historia de un viejo general afamado y condecorado, Glen McMahon (Brad Pitt), quien recibe la misión de llevar a las tropas norteamericanas a abandonar Afganistán luego de su buen desempeño en Irak. Tendrá que obedecer a los políticos allegados al presidente y dejar todo en orden para cumplir lo dicho por el presidente Barack Obama. Pero Glen piensa que están de cara a una guerra y, como vieja gloria, preparado para ser líder y luchar junto a sus soldados. Sin embargo está un poco fuera de carrera y es un romántico que necesita encontrar su lugar.No se puede negar que resulta interesante como la película sirve para autocriticar el mismo sistema que profesa y, sobre todo, que lo haga desde una idea de sátira y autoreferencial presente todo el tiempo. Brad Pitt hace de un general que es la imitación de su personaje de Bastardos sin Gloria (Inglourious Basterds, 2009) ya viejo y canoso, y a la vez una especie de Robert De Niro que intenta algunos gestos de #Persona,710]. Aquí aparece lo interesante porque si bien uno puede desencantarse, Brad Pitt no decepciona y se monta la película sobre sus hombros. El drama no se pierde y entonces se hace un film atractivo gracias al guion, pues muestra que el país más invencible y poderoso del mundo tiene toda una maraña oscura en cuanto a guerra se trata, donde lo político es mucho más importante. Una especie de House of Cards (2013), por citar otro producto televisivo, contado desde los militares. El poder se construye desde otro lado y no solo de las buenas intenciones progresistas ni la american way of life. Muchas cosas de la guerra se arreglan en la mesa, en los medios de comunicación y en los contactos sociales y, desde luego, políticos.Por otro lado, tampoco es una gran película, pero si está bien para los fines que se propone y entonces termina siendo disfrutable. Tiene toda la intención de aligerar el contenido sin ser denso ni conmovedor in extremis, sino resultar divertido con gags sobre la tecnología y la vejez. Podría decirse que le cuesta arrancar al comienzo pero después tiene un camino seductor por lo truculento y por su inacabable acto de parodia. Más cuando se habla de la aparición de Barack Obama. Y es que Brad Pitt crece durante la película y su personaje, de gestos y manos extrañas, gana en presencia y es difícil imaginar que sería de la película con otro personaje u actor. Ahí es donde ya ha ganado buena parte a su favor, pero también es preciso recordar que todo lo positivo le puede jugar en contra porque la posición caricaturesca del ambiente bélico, y al no tener explosiones ni enfrentamientos pasada su primera hora, más tratándose de un producto de acción en el Medio Oriente, la tiene al borde de romper con ciertas expectativas del espectador.
6.0
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