Un cliché cargado de originalidad

Sin edad para el amor

Si bien las complicaciones que acarrea una relación entre un joven y una mujer madura no son ninguna novedad, este cliché llega a la pantalla con un manto de ingenio, que hace de Sin edad para el amor (Ceremony, 2010) un producto que no aburre sino que atrapa a la audiencia.

Sin edad para el amor
martes 13 de diciembre de 2011
Un escritor de cuentos para niños, Sam (Michael Angarano), invita a su mejor amigo a un viaje en busca de la aventura y diversión que les faltó el último año que estuvieron distanciados. Sin embargo, lo que lo impulsa a trasladarse a otra ciudad no es la añoranza de la amistad abandonada, sino interrumpir la boda de un viejo amor, Zoe (Uma Thurman), y conseguir que ella abandone a su futuro esposo para volver a sus brazos.A medida que corre la película, y crecen los minutos transcurridos, se comienzan a develar los detalles sobre la relación entre Sam y Zoe, cómo se conocieron y qué pasó exactamente entre ellos; incluso hasta en los minutos finales se siguen descubriendo los pormenores de ese amorío, motivo por el cual el misterio se dilata.Si bien el planteo inicial de la historia evidencia lo imposible de este amor, hay una cantidad de escenas en las que el espectador se sentirá esperanzado ante la aparente posibilidad de que ellos se unan. Sobre todo al ver al personaje de Uma Thurman que demuestra cualquier cosa menos seguridad ante el matrimonio al que está a punto de entregarse.El acabado guión provee al film de interesantes personajes, que se lucen aún más al ser encarnados por excelentes actores. Además del protagonista, encanta el papel del mejor amigo (Reece Thompson), patético y excesivamente miedoso; el del prometido de Zoe (Lee Pace), un cineasta engreído y soberbio en extremo; y el hermano de ésta (Jake M. Johnson), una mezcla de alcohol e inocencia que despierta simpatía.El joven Max Winkler, con sólo 28 años, logró que su primera película se escape de todo lo convencional y predecible, probando que no sólo no hay edad para el amor, sino tampoco para ser un director creativo y sagaz.
6.0
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