Protagonizada por Cillian Murphy y Emily Watson

"Small Thing Like These" de Tim Mielants : Abusos y polémica en la apertura de la 74° Berlinale

Año agitado este 2024 de la 74° edición de la Berlinale. Y no sólo por la situación internacional. Desgraciadamente, la necesidad de manifestarse en relación con el conflicto en Israel, la situación palestina, la guerra en Ucrania o la censura y el lugar de la mujer en Irán, son parte del guion de la apertura desde hace ya demasiado tiempo.

"Small Thing Like These" de  Tim Mielants : Abusos y polémica en la apertura de la 74° Berlinale
sábado 17 de febrero de 2024

Esta vez, además, la crisis política, el avance de la extrema derecha en Alemania (en Europa, en el mundo) y la  tragicomedia de enredos acaecida en torno a la invitación y “des-invitación” de sus representantes a la ceremonia marcaron el tono del comienzo de una edición atravesada, además, por los conflictos internos.

Es que esta será la última edición con el muy sólido y respetado Carlo Chatrian (que llegó del prestigioso Festival de Locarno) como director artístico, luego de que la co-directora a cargo de la gestión administrativa de la muestra (Mariëtte Rissenbeek) anunciara su renuncia, y la Ministra de Cultura Nacional comunicara a la prensa que no continuaría el modelo de co-dirección sino que se buscaría una sola cabeza para el festival y ello gatillara la dimisión de Chatrian. A los ajustes evidentes, a la disminución de salas y funciones, se sumó un clima enrarecido en el que en la ceremonia de apertura se notó que los focos se posaban en Reisenbeek, que ganó presencia en escena y una más breve aparición de Chatrian (que tuvo un simpático ¿lapsus? al hablar de los 10 años que restaban del festival en vez de los 10 días a los que quería referir).

En ese contexto la elección de Small thing like this (2024), de Tim Mielants (autor de Voluntad, que en nuestro país fue directo a plataformas) para la apertura marca el tono de lo que el status quo de la Berlinale (que siempre resistió a Chatrian) pretende: figuras importantes para la alfombra roja (sus protagonistas Cillian Murphy y Emily Watson y su productor Matt Damon) y un “tema importante” (los abusos cometidos por la Iglesia Católica en Irlanda hasta hace bien  poco). Con esos componentes basta para arrancar aplausos nacidos de la necesidad de sobreactuar la corrección política de los políticos y de la audiencia que, como de costumbre, colmó la sala. Que se trate de una sucesión de golpes bajos, que las actuaciones sean superficiales, casi caricaturescas, que los horribles flashbacks se sucedan para subrayar que el protagonista descubre los abusos cometidos por la Iglesia contra las adolescentes embarazadas o que han sido madres, a las que encierra (para castigo y “aprendizaje”), al tiempo que revive su propia historia como hijo de madre soltera son cuestiones que pueden olvidarse si todos juntos condenamos al final aquella situación denunciada mediante una sonora ovación.

Sus 96 minutos tienen una “sensación térmica” de 180 y nada hay que redima lo que bien podría haber sido un telefilm para la recordada sección “la película de la semana”. Si algo bueno puede rescatarse es que de ahora en más, sin dudas, la Berlinale no puede sino levantar la puntería. La programación promete, sí, muchas muy buenas películas.

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