Gaumont

Crítica de “Esa casa amarilla”: Un documental que aborda la difícil experiencia del aborto.

Las directoras Valeria Ciceri y Marina Vota recorren vivencias propias y ajenas, donde las experiencias personales se convierten en colectivas y terapéuticas.

miércoles 14 de febrero de 2024

Dos amigas se tienen mucha confianza para hablar de cualquier asunto, pero hay un tema que es difícil para todas, la interrupción voluntaria del embarazo. De esta premisa surge la necesidad de naturalizar un hecho que muchas veces cierto sector de la sociedad tiende a criminalizar, y sentirse acompañadas es un alivio para sobrellevar experiencias mayormente traumáticas.

En Esa casa amarilla (2023), se incluyen entrevistas a varias mujeres que relatan sus experiencias, pero el hilo conductor es un viaje en auto por Buenos Aires y el norte de Italia, pasando por lugares donde las directoras vivieron experiencias personales. Este recorrido en primera persona hace que el espectador se sienta parte de la intimidad compartida dentro del vehículo.

En Italia, la interrupción voluntaria del embarazo se legalizó hace muchos años, mientras que en Argentina, esta legalización ocurrió hace poco tiempo. Sin embargo, abordar el tema tanto en ámbitos familiares, profesionales como en amistades, sigue siendo difícil en todas partes. Por lo tanto, es necesario hablar sin tabúes sobre situaciones que, aunque puedan ocultarse, son más comunes de lo que parecen.

La dinámica del montaje deja en claro que se aborda un tema serio y que será tratado de esa manera. El sonido ambiente dificulta la comprensión de algunos diálogos, especialmente durante los viajes en el automóvil, pero estos detalles no impiden alcanzar el objetivo de la película: empatizar y normalizar una experiencia que muchas mujeres han vivido y siguen viviendo en todo el mundo.

 

7.0
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