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Crítica de "Fiesta en la madriguera": Manolo Caro y una mirada al mundo narco desde la inocencia

Manolo Caro nos entrega con "Fiesta en la madriguera" (2024) una película que se aleja del estereotipo del género de narcos para adentrarse en la relación entre un padre y su hijo, explorando cómo la paternidad se entrelaza con el mundo del crimen organizado.

jueves 02 de mayo de 2024

La historia se centra en Tochtli (Miguel Valverde Uribe), un niño criado en un ambiente de opulencia y seguridad, protegido de la dura realidad que rodea a su padre, Yolcaut, encarnado por Manuel García-Rulfo, un narcotraficante buscado por las autoridades. A través de la mirada inocente de Tochtli, somos testigos de un mundo donde la violencia y la corrupción coexisten con la normalidad de las comidas familiares y las celebraciones de año nuevo.

Manolo Caro, reconocido por su habilidad para explorar narrativas complejas desde una perspectiva fresca y original, desafía las convenciones del género de narcos al adentrarse en la relación entre padre e hijo. Con un guion escrito por el talentoso argentino Nicolás Giacobone, basado en la novela de Juan Pablo Villalobos del mismo nombre, la película se aleja del melodrama típico asociado con obras anteriores de Caro, como La casa de las flores, Alguien tiene que morir o Sagrada familia, para ofrecer una fábula, un cuento sobre los lazos filiales, que se convierte en una reflexión sobre el amor, la lealtad y la responsabilidad familiar en un contexto extremo.

Su estilo visual, que fusiona la estética de Wes Anderson con la vibrante paleta de colores de Pedro Almodóvar, se entrelaza de manera notable con elementos de humor y surrealismo. Filmada entre Guadalajara y África, la película ofrece un deslumbrante estilo visual con un diseño de arte exquisito y exótico. Sin embargo, a diferencia de otras producciones de Caro, la banda sonora ahora se nutre de típicas rancheras mexicanas en lugar de canciones pop que marcaron diversas épocas.

La dirección de fotografía, a través del uso hábil de tonos dorados y sombríos, captura la dualidad de una vida ostentosa pero vacía de libertad. La simetría cuidadosamente elaborada en la composición de las escenas, junto con los detalles peculiares como la colección de sombreros históricos de Tochtli y el zoológico de especies exóticas en el interior de la casona, contribuyen a crear una atmósfera surrealista que, de manera sutil, parodia la figura de Pablo Escobar Gaviria.

El elenco, encabezado por Manuel García-Rulfo, ofrece actuaciones sólidas que complementan la narrativa introspectiva de Caro. Sin embargo, es Miguel Valverde Uribe en el papel de Tochtli quien sobresale. La complejidad de su interpretación, que oscila entre la inocencia y la madurez prematura, añade capas de profundidad al personaje y ahonda en la soledad de un niño forzado a crecer en un entorno de irrealidad.

Aunque tiene sus puntos destacados, Fiesta en la madriguera no logra alcanzar su máximo potencial. En ocasiones, la trama, estructurada como los capítulos de un cuento, parece dispersa, y algunos momentos carecen de la intensidad necesaria para mantener el interés, lo que da lugar a un ritmo irregular.

Fiesta en la madriguera ofrece una mirada al mundo del crimen desde la perspectiva de la inocencia. Aunque no está exenta de defectos, su estilo visual distintivo y su enfoque original hacen que valga la pena verla. Una vez más, Manolo Caro demuestra su habilidad para contar historias profundamente humanas en contextos inesperados.

7.0
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