Crítica de "Settembre", tiempo de transformación en la ópera prima de Giulia Steigerwald

Una mujer de mediana edad que es ignorada por su marido y que está esperando el resultado de unos estudios médicos, una adolescente ansiosa por experimentar su primer encuentro sexual, un médico divorciado que se lleva mal con su hijo y que parece estar harto de su trabajo y una joven trabajadora sexual migrante, enamorada de alguien que no conoce su profesión. Cada uno de los personajes de Settembre (2021) está atravesando un momento de evolución personal. Pero estas evoluciones individuales sólo se concretarán gracias al encuentro con otro. 

Settembre es la primera película escrita y dirigida por Giulia Steigerwald, y está protagonizada por Fabrizio Bentivoglio, Barbara Ronchi, Thony, Tesa Litvan, Luca Nozzoli y Margherita Rebeggiani. A pesar de las limitaciones que impone el formato de película coral, la realizadora logra construir personajes sólidos y creíbles, que se desenvuelven naturalmente en un mundo contemporáneo. Hay un equilibrio entre los personajes jóvenes y los adultos. Los primeros aportan frescura y cierto grado de inocencia, incluso a pesar de sus circunstancias; en los segundos vemos tristeza, cansancio y cinismo. Probablemente sea el tono humorístico y auténtico que atraviesa toda la cinta lo que habilita la convivencia de todos ellos, más allá de sus edades, sus historias y sus procedencias sociales. 

Algunas de las decisiones de los personajes parecen algo intempestivas. Esto pareciera deberse al reducido tiempo de pantalla de cada uno de ellos, que nos impide conocerlos a fondo. Sin embargo, lo que sabemos de ellos basta y sobra a los fines de lo que verdaderamente se quiere contar. Aunque cada uno de los personajes está vinculado, en algún punto, con los demás, lo que realmente los une es que todos ellos están atravesando un momento de transición. Están esperando que algo ocurra, que algo cambie en sus vidas, que algo mueva sus estructuras. Que llegue un momento, una señal, una oportunidad. Septiembre, el fin del verano, puede constituir ese nuevo inicio anhelado. 

La película construye una temporalidad en la que las narraciones se van sucediendo y superponiendo; por momentos esta temporalidad no es demasiado clara, a pesar de ser totalmente lineal. La escenografía, el maquillaje y el vestuario contribuyen a delinear una atmósfera naturalista y cercana.  

Settembre es una película que trata con delicadeza temas difíciles y trascendentales que surgen en torno a las distintas etapas de la vida. Por un lado, el descubrimiento y el despertar de la adolescencia, el deseo de moldear la vida propia en la juventud, el reemplazo del deseo por la monotonía, la soledad de la vejez; por otro, la ausencia de oportunidades y la alienación que producen las tareas de cuidado no reconocidas. Pero, sobre todo, es una película que habla de la relevancia que puede tener en nuestra vida el paso de alguien más, por más breve que sea.