Crítica de "No vayas a clase mañana" o la adolescencia como campo de batalla

En lo que respecta al quehacer cinematográfico, la adolescencia y, en general, la imagen de lo juvenil, ha sido tema de numerosas producciones. En no pocas ocasiones se han puesto de manifiesto las profundas contradicciones que existen entre vivir con el supuesto "divino tesoro" y entender al mismo tiempo ese mundo que les cierra las puertas y destroza ilusiones de manera cruel y despiadada.

No vayas a clase mañana (2022) fue galardonada con la Diosa de Plata como mejor Ópera Prima en 2023. Está dirigida por Diego Barragán y protagonizada por Paco García, Krystian Huerta, Luz García y Jony Perdomo. El joven y prometedor elenco logra atrapar al público en la narración de una historia cruda y difícil, un drama de juventud que señala las nulas herramientas con las que se gestiona la violencia juvenil en nuestra sociedad.

En la cinta, Jorge y Emilio, interpretados por Paco García y Krystian Huerta, son dos jóvenes de 15 años que han sufrido acoso escolar de manera consistente y violenta por parte de sus compañeros de escuela. Esta conducta, también conocida como "bullying", ha dejado profundos sentimientos de frustración, ira y deseo de venganza en los dos muchachos. Es por ello que fraguan un plan de tiroteo escolar con el objetivo de poner fin a tanta humillación y violencia.

El guion tiene la suficiente veracidad como para mostrar las conversaciones entre dos muchachos hartos de todo, sin más apoyo que el de ellos mismos, y con tanto coraje por la vida como para creer que no existe otra salida más que empuñar un arma para hacerse valer y ser notados.

El tema de los tiroteos en escuelas ha sido objeto de muchos trabajos cinematográficos en Estados Unidos. Es difícil no recordar Elephant, dirigida en 2003 por Gus Van Sant, y el gran documental Bowling Columbine de Michael Moore en 2002, que se convirtió en una protesta mundial a favor de la regulación de armas de fuego. Sin embargo, este tema ha sido poco tratado en México, donde generalmente se aborda la relación entre armas y jóvenes cuando está vinculada al narcotráfico.

En No vayas a clase mañana, es destacable que se hable de otro tipo de violencia, una que se minimiza pensando que "son cosas de jóvenes", que todo eso pasará y lo recordarán como una anécdota de su vida estudiantil.

Sin embargo, Jorge y Emilio saben que no olvidarán tan fácilmente que a su alrededor son invisibles, que solo son dos chicos de los cuales casi nadie tiene un buen recuerdo o los considera valiosos. Otro aspecto importante en la construcción de personajes es que todo transcurre en las calles de un fraccionamiento de clase media baja en Guadalajara, donde los chicos estarán muy solitarios, pero no se preocupan por si comerán al día siguiente o si su familia puede pagar la renta. Es una miseria más existencial que económica, y eso también resulta diferente en el tratamiento del tema de jóvenes y violencia en el cine mexicano.

Lo anterior logra que el centro de la película sea existencial, más que material. Hay reflexiones muy profundas que provienen de dos almas jóvenes que piensan que no tienen futuro y que sus vidas son desechables y, por lo tanto, pueden ser desperdiciadas.

Al final, el relato termina por confirmar que los tormentos en la adolescencia no son causados por ella misma, sino por la incomprensión que les rodea. Para Stephen King, la adolescencia es un periodo en donde la transición puede crear monstruos, pero también esperanza. "Desconfía de alguien que tiene buenos recuerdos de su adolescencia", dijo alguna vez el maestro del terror. Después de ver esta cinta, creo que no podríamos estar más de acuerdo.