Salas

Crítica de "El teorema de Marguerite", despejar incógnitas para aprender a vivir

Ella Rumpf (Raw) protagoniza una película en la que la matemática, lejos de ser protagonista, se torna una excusa para una historia escrita con la voluntad manifiesta de resolver todas las ecuaciones.

jueves 04 de enero de 2024

Marguerite Hoffmann (Ella Rumpf) es una joven de 25 años que está haciendo su doctorado en matemática en la prestigiosa Escuela Normal Superior de París. Su tesis, abocada a la investigación de la conjetura de Goldbach, es dirigida por el profesor Laurent Werner (Jean-Pierre Darroussin), a quien Hoffman admira. Durante una exposición pública, Lucas Savelli (Julien Frison), un nuevo becario de Werner, descubre un error en los razonamientos de Marguerite que echa por tierra el trabajo que la joven había realizado durante los últimos tres años, y, con este, el orden que ella tiene sobre su vida y su futuro. 
 
Rumpf realiza una gran interpretación de un personaje en el que la corporalidad tiene un rol importante. Marguerite experimenta claras dificultades para socializar y una resistencia muy grande a los cambios; su excéntrica personalidad genera actitudes (entre ellas, la decisión de comenzar a ganarse la vida en torneos ilegales de mahjong) compuestas con el objeto de generar simpatía (e incluso risas) en el espectador. 
 
El guion de El teorema de Marguerite (Le théorème de Marguerite, 2023) está escrito por su directora, Anne Novion, junto a Agnes Feuvre, Marie-Stephane Imbert y Mathieu Robin. La fotografía, la paleta de colores y el ritmo que lleva la película son coherentes con el desarrollo del personaje protagónico, aunque algunos momentos puntuales están innecesariamente subrayados tanto por la música como por las decisiones visuales. 
 
La prolijidad que Novion pone en la representación fidedigna del trabajo sobre un problema matemático (una fidelidad que escapa a cualquier espectador que no se dedique específicamente a ese campo de estudio) pierde potencia en el momento en el que comprendemos que ese problema que parece imposible de resolver no es, en esta película, más que una metáfora del momento que atraviesa la protagonista. El teorema de Marguerite toca varios temas interesantes, como las dificultades que representa ser una mujer joven en un ámbito académico muy cerrado, o el grado de ambición disfrazado de humildad que reside en la decisión de estudiar un problema que ha permanecido abierto durante años y años. A pesar de ello, cualquier temática queda soslayada frente a la marcada prevalencia del melodrama. En la concreción de este interés romántico juega un importante rol el magnetismo de Frison. 
 
La película de Novion construye un ritmo que mantiene la atención, pero está plagada de clichés (personajes, gestos, imágenes) y va ganando previsibilidad a pasos agigantados, especialmente en su último tramo. Como (casi) todo en esta película, cada pregunta, cada ecuación encuentra solución, más tarde o más temprano. Sin embargo, en el cine, despejar todas las incógnitas no es necesariamente garantía de éxito. 
 

5.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS