Crítica de "Muerte infinita", Brandon Cronenberg dirige un sátira social violenta que bucea entre "The White Lotus" y David Lynch

La historia Muerte infinita sigue a James Foster (Alexander Skarsgård), un escritor en busca de inspiración para su próxima novela, y a su esposa Em (Cleopatra Coleman) mientras disfrutan de unas vacaciones en un lujoso resort en la isla ficticia de La Tolqa.

Desde el comienzo, se establece la dinámica entre James y Em, donde ella ha estado costeando el estilo de vida de su esposo, lo que añade una capa de tensión en su relación. Pronto, James se siente atraído por Gabi Bauer (Mia Goth) y su esposo Alban (Jalil Lespert), una pareja hedonista que invita a James y Em a unirse a ellos en una playa fuera del complejo turístico. Lo que en un principio parece una simple excursión se convierte en algo mucho más oscuro y peligroso cuando James se enfrenta a una situación extrema al verse obligado a asumir las consecuencias de un accidente automovilístico mortal.

Según las leyes de Li Tolqa, James tiene dos opciones: enfrentar su propia muerte o pagar una suma considerable para crear un clon de sí mismo para que muera. Esto es solo el comienzo de un viaje hedonista en el que los turistas ven esta posibilidad como un permiso para cometer crímenes sin enfrentar ninguna consecuencia.

La crítica social que Cronenberg propone en Muerte infinita, como en El triángulo de la tristeza (Triangle of Sadness, 2022), se centra en los privilegios y la falta de conciencia de la clase alta. A medida que la trama avanza, James y los demás personajes se ven envueltos en una serie de juegos mortales, donde los intereses mezquinos y la retribución psíquica entran en juego. La película plantea preguntas sobre la moral, la violencia y la naturaleza humana.

Las actuaciones de Skarsgård y Goth capturan de manera contundente la decadencia y autodestrucción de la humanidad. El director Brandon Cronenberg, al igual que su padre, David, utiliza el poder, el sexo y la crueldad como elementos centrales en una narrativa que se sumerge en la corporalidad de manera visceral, creando una plasticidad grotesca y una atmósfera tormentosa y alucinante, especialmente en las escenas llenas de colores y luces estroboscópicas.

Explorando los abismos de la decadencia y la autodestrucción, Muerte infinita es una película que critica los privilegios y la falta de conciencia de la clase alta, al igual que la aclamada miniserie de HBO Max, The White Lotus. A través de una narrativa surrealista y violenta, la película plantea interrogantes que profundizan en la esencia de la moral y la naturaleza humana.