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Crítica de “La hija de Dios”, emotivo retrato de Maradona a través de los ojos de Dalma

Dalma Maradona lleva adelante este relato sobre su padre, desde una mirada íntima como nadie más puede hacerlo, cargado de emotividad, ayudada por la experimentada documentalista Lorena Muñoz.

domingo 29 de octubre de 2023

A partir de tres episodios (Amor, Pasión y Dolor), la hija del 10 reconstruye el vínculo con su padre sirviéndose de entrevistas a personajes muy cercanos de su entorno. El primer capítulo está centrado en la historia de amor de sus padres y el ascenso de la figura de Maradona desde Villa Fiorito al Napoli. Allí el relato de su tío y de vecinos que presenciaron de primera mano el carisma del jugador de fútbol funcionan como testigos de una historia que Dalma no vivió pero que implica recordarlo como un ser humano generoso y siempre conectado a sus raíces. El testimonio de Guillermo Coppola es por demás interesante, en tanto pareciera reescribir la historia que hemos visto en los medios de comunicación.

El segundo capítulo se centra en la compleja relación de Maradona con los napolitanos, haciendo un hincapié especial en el trasfondo político y de negocios del club que incluso hasta el día de hoy impiden el acceso al estadio de fútbol a la familia de Maradona. La voz de ex jugadores del Napoli, así como de periodistas, y material de archivo sobre la infancia de Dalma en Italia, reconstruyen el momento en que el ascenso meteórico del jugador comienza su declive de la mano de las adicciones.

El tercer y último episodio está contado principalmente a través de los recuerdos de la protagonista, ya mucho más consiente de las dificultades de su padre, y justificando o entendiendo los demonios de los últimos 30 años de vida de su padre.

Los tres episodios están plagados de emoción, dado que todas las personas entrevistadas traslucen un vínculo de afecto y cercanía con la hija de la estrella del fútbol, en un intento de sostener la grandeza personal más allá de sus posibles errores o fantasmas. Por cierto Muñoz logra generar esa empatía en el espectador, sabiendo alternar el archivo de imágenes familiares con la creación de entrevistas inéditas y exclusivas, incluso cuando seamos muy conscientes de los grandes vacíos en el relato: no hay mención a los hijos por fuera del matrimonio, ni a otras parejas sentimentales del astro con quienes sus dos hijas más famosas entablaron disputas legales y mediáticas, ni a posturas políticas en los años 90…se trata de un acto de memoria selectiva, en la que sólo se muestra aquello que a la hija le interesa que sea recordado.

Asistimos a la reafirmación del mito que muchos de nosotros queremos sostener de Diego Maradona: un hombre que, sin despojarse de su humanidad, logró ser más que humano. En esta dirección apuntan las anécdotas acerca de su cercanía con la muerte, para luego superarla, o los indicios sobrenaturales como la aparición sin explicación de un caballo durante el rodaje (animal favorito del jugador), o el crecimiento de rosas fuera de temporada en el campo donde solía entrenar… está claro que Maradona no era Dios, pero también queda claro que tampoco era completamente como el resto de los mortales. Y así es como decide recordarlo su hija.

7.0
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