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Crítica de “Un día más para morir”, Frank Grillo y Mel Gibson en un festivo bucle temporal
Con un elenco que incluye a Naomi Watts y Michelle Yeoh en pequeños papeles, este film plantea el “dia de la marmota” en clave de acción con efectivas dosis de humor.

Una impronta lúdica con estética de videojuego permite que en esta producción dirigida por John Carnaham (El líder) nos tomemos las muertes como oportunidades para fracasar sucesivamente. Un juego narrativo asociado a la clásica estructura del bucle temporal, vista desde Hechizo de tiempo (Groundhog Day, 1993) en adelante.
Por eso, Roy (Frank Grillo) es un agente especial al que asesinan todas las mañanas sin saber por qué. Encerrado en ese fatídico día y condenado a repetir las mismas situaciones una y otra vez, el tipo no puede escapar a su destino: morir ciento de veces en manos de la enorme cantidad de sicarios que quieren su cabeza. Mientras aprende a eludir a los reiterativos sucesos debe descubrir el motivo por el cual quieren eliminarlo.
Un día más para morir (Boss Level, 2020) es una divertida comedia de acción que sonoriza con rock and roll a las secuencias de explosiones y agrega mucho ingenio para contar la historia de su errático protagonista. Un tipo tosco que mete la pata a diario hasta entender el mensaje que le dejó su mujer (Naomi Watts) para así poder confrontar con su maléfico jefe (Mel Gibson).
Sobre el final la trama se pone dramática y recae en la necesidad de la redención, un giro argumental que le modifica el tono festivo a la propuesta. Por otra parte, Frank Grillo (protagonista de la saga La purga, y Brock en el universo Marvel) no tiene el carisma de Ryan Reynolds para este tipo de relatos, mientras que Mel Gibson se siente un tanto desaprovechado como el villano. Sin embargo, es el ritmo frenético y los giros ocurrentes de la trama lo que aporta los mejores momentos a Un día más para morir.
Estamos ante un festival de persecuciones y rock and roll, con vueltas de la trama caprichosas, sólo justificadas por un bucle temporal, y un narrador que genera empatía en sus fracasos constantes, en una comedia de acción en la que la muerte no es tan trágica como el tiempo perdido.