Crítica de “El pacto”, el intenso thriller de Guy Ritchie que transcurre en Afganistán

Cuando deja de lado su humor satírico de personajes extravagantes, su cine adquiere solvencia y espesor dramático del bueno, como es el caso de esta potente cinta llamada El pacto (Guy Ritchie's The Covenant, 2023).

La historia sigue al Sargento John Kinley (Jake Gyllenhaal), quien cumple funciones en la ocupación estadounidense en Afganistán con la misión de encontrar reservas de armas talibanes. Para tal titánica tarea contrata a Ahmed (Dar Salim), un intérprete afgano que también le proporciona información estratégica. Al principio la relación entre ambos no será buena, Ahmed muestra cierta rebeldía en su comportamiento, cuestión tomada como gesto de insubordinación. Sin embargo, ante una situación extraordinaria demostrará ser el mejor aliado posible.

Ritchie hace una película de personajes, con la soberbia y terquedad del contexto hostil donde transcurre la acción. Abandona los efectos visuales y movimientos de cámara desmesurados para centrarse en la historia y sus personajes. Apenas unos leves acercamientos a los rostros de los protagonistas (brillantes actuaciones de Gyllenhaal y Dar Salim) para mostrar sus gestos y miradas, suficientes para describir el tormento interior.

Es que El pacto bien podría ser un western (en cierta medida lo es) por la dinámica tensa entre los individuos de pocas palabras. Hay algún que otro duelo entre dos bandos claramente delimitados y una cacería despiadada de un lado y del otro. Es un territorio hostil en el que la lealtad y la traición juegan sus cartas ante un escenario siempre dificultoso planteado como un laberinto sin salida.

La película funciona como un mea culpa estadounidense tras el retiro de tropas en 2020 y el posterior abandono de los colaboracionistas afganos. Hombres olvidados y traicionados por ambas facciones en guerra y dejados a merced de su destino. La trama no busca enaltecer los ideales patrióticos propios del cine bélico (aunque estén presentes de forma implícita) sino que se enfoca en el vínculo entre dichos hombres y sus dilemas morales.

También, el relato pone en evidencia los recursos que la cúpula del ejército le niega al Sargento para la misión, y la interminable burocracia que existe para tramitar una visa en EEUU. Situaciones que igualan al norteamericano con el afgano, considerado un traidor, en un territorio dominado por talibanes. Dos blancos fáciles que sólo contarán el uno con el otro para sobrevivir.

El pacto es un gran film desde su narrativa clásica. Se centra en los personajes y deja la cuestión ideológica de fondo para abordar dilemas éticos y morales, con una tensión siempre latente, y una profunda solidez formal por narrar el vínculo entre dos héroes abandonados a su suerte.