Netflix

Crítica de "Somos.", el espejo de la violencia mexicana

"Somos." (2021) relata una tragedia basada en un hecho real ocurrido en 2011 en el pequeño pueblo de Allende, en Coahuila, México, donde el grupo criminal "Los Zetas" llevó a cabo una masacre que casi exterminó a la población. Aunque la serie no se adhiere completamente a los eventos registrados, logra transmitir la brutalidad característica de los Zetas y cómo una organización criminal puede imponer su dominio en un estado, una región y un país entero.

A lo largo de los seis capítulos, la trama narra los días previos a la masacre, mostrando a los miembros de los Zetas operando en Allende y cobrando el derecho de piso, mientras los habitantes llevan una vida cotidiana sin sospechar lo que está por venir. Héctor, uno de los lugartenientes, se encarga de proporcionar teléfonos móviles BlackBerry a sus jefes para evitar ser rastreados. Paralelamente, involucra a su hermano en el negocio y lo envía a entregar mercancía a "El Diablo", un distribuidor mexicoamericano que vive en un suburbio camuflado junto a su esposa e hijo.

Somos. retrata la vida de los pobres y los ricos en este polvoriento pueblo, mostrando a estudiantes universitarios, trabajadores de escasos recursos, un cuerpo de bomberos que enfrenta incendios provocados intencionalmente en locales comerciales, un burdel con sexoservidoras sometidas, mafiosos de poca monta que realizan trabajos sucios y un hacendado llamado Don Isidro, quien es testigo impotente de la violencia que los rodea. Allende se presenta como un pueblo sin esperanza y sin ley, acorralado y condenado por el narcotráfico.

El punto fuerte de la serie radica en su tono pesimista y la tensa espera que se va gestando a medida que el cártel toma control del pueblo y su gente. El clímax llega cuando César Molina, el odioso lugarteniente y jefe de Héctor, ordena la aniquilación después de enterarse de que la DEA ha ubicado la célula del cártel en Allende gracias a los PINS de los BlackBerry. Héctor huye junto con El Diablo, ya que es indirectamente responsable tanto de la masacre como de la intervención de la DEA debido a la decisión de involucrar a su inexperto hermano.

Somos., que mantiene un ritmo creciente a medida que avanzan los capítulos, generando una sensación de terror inevitable que lleva al espectador a sospechar gradualmente lo que está por venir, destaca por su diseño producción, la apariencia de los personajes, sus diálogos y expresiones faciales. Aunque no cuenta con grandes estrellas, el numeroso elenco de actores y actrices logra interpretar sus roles con autenticidad. Los jóvenes adinerados inquietan por su falta de definición ideológica y comodidad, mientras que los jóvenes pobres generan preocupación por enfrentar un futuro incierto. Aquellos que trabajan en algún oficio sufren constantemente por las amenazas que enfrentan, y el espectador siente empatía por ellos. La violencia representada en imágenes es cruda pero penetrante, lo que la hace extremadamente realista.

Se destacan actuaciones como la del joven actor Jesús Sida, quien interpreta a Paquito, el "nini" inocente (casado y con un hijo) que no tiene oportunidades; Mercedes Hernández, en el papel de Doña Chayo, vendedora de hot dogs y suegra de Paquito, quien se convierte en un informante de los Zetas; Jero Medina, hijo de Isidro, quien se involucra peligrosamente con los matones; y el veterano actor Don Fernando Larrañaga, muy convincente como el valiente hacendado que debe actuar durante la masacre.

La puesta en escena, la imagen y la narración intercalada de los eventos permiten al espectador armar el rompecabezas y experimentar un terror profundo, ya que Somos. refleja una realidad mexicana.

7.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS