Crítica de “Me encontrarás en lo profundo del abismo”, entre “La guerra de los mundos” y H.P. Lovecraft

Destacada por su apartado visual y por la música que acompaña a la cinta, Me encontrarás en lo profundo del abismo (2023) es una gran apuesta del cine argentino. Dirigida y escrita por Matias Rispau, esta película nos presenta a Bannon y a su intento de escapar de una realidad que parece perdida.

En un mundo atacado por extraterrestres, Bannon viaja de edificio en edificio en busca de provisiones, seguridad, refugio y específicamente una batería de auto para poder escapar. ¿Escapar hacia dónde? Es acertado decir que ni siquiera él lo sabe. Durante su búsqueda, se cruza con varios personajes, todos con la misma intención de alejarse de la zona de conflicto, profundizando el miedo y mostrando el descontrol de este lugar que nos presenta el director.

Con un buen ritmo y ambientación, este film de terror, muy del estilo del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft, mayormente conocido como H.P. Lovecraft, nos traslada a un pueblo desolado, con un clima totalmente inestable donde la lluvia demuestra ser otro de los factores desfavorecedores de esta nueva “realidad”. Solo pocas personas parecen haber sobrevivido el ataque y, los pocos que lo hicieron, viven en silencio tratando de evitar a toda costa el contacto.

Técnicamente la película cuenta con una fotografía acorde al relato, virtuosa y devastadora, acentuando la desolación y la soledad de los personajes. Es en estos mismos que la cinta cae, en los personajes. Hay un intento interesante de contar una subtrama del protagonista con respecto a su pasado, que interactúa con su presente a través de un celular, utilizando el recurso de mensajes de voz, videos y fotos guardados en el mismo. Más allá de esto, que termina quedando en un buen intento, la construcción de personajes no está bien hecha. Las interacciones entre ellos intentan imitar películas comerciales norteamericanas. Quizás si hubiera derrochado costumbrismo nacional, algunos de los diálogos podrían haber quedado mejor o, por lo menos, mejor de lo que están. A pesar de ello, las actuaciones son más que aceptables. 

Cuenta con dos o tres sustos, más conocidos hoy en día como jumpscares, que son esos momentos de sonidos y movimientos bruscos que te hacen saltar de la butaca. Están bien colocados, son efectivos pero su presencia denota la falta de efectividad del guión en trasladarte dentro del relato. A pesar de ser un gran acierto visual, no te sentís parte de la situación, lo cual no ayuda a empatizar con los personajes.

Algo que muchas veces se les critica a las películas es la falta de ambición. No es el caso de esta cinta. Tiene en claro lo que quiere ser y lo logra, aunque no tenga el mejor de los resultados. Es una película entretenida, visualmente superior, con una musicalización que acompaña de una excelente manera, pero dejando un gusto amargo en lo que respecta a los personajes.