Salas

Crítica de "Dos o tres cosas que yo sé de ella", Jean-Luc Godard y la poesía como manifiesto

El reestreno de la película de 1967 supone una oportunidad para disfrutar de una de las películas más icónicas e influyentes de Godard en versión remasterizada.

jueves 06 de abril de 2023

Ella: Marina Vlady, la actriz protagonista. Ella: Juliette Janson, su personaje. Ella: la región parisina. Desde su título, Dos o tres cosas que yo sé de ella (Deux ou trois choses que je sais d’elle, 1967) presenta una ambigüedad. ¿Es una película sobre la mujer o sobre la ciudad? Adentrándonos en la película, comenzaremos a pensar que la respuesta no es ni una ni la otra.

Juliette es una joven casada que tiene dos hijos y ejerce el trabajo sexual. La vemos ocuparse del hogar, de sus pequeños, ir a trabajar. Su vida no es ni más ni menos destacable que la de otras mujeres, pero es en este personaje en el cual Godard posará la mirada. Juliette expresará sus ideas, sus miedos, sus interrogantes y sus sensaciones, que están en sintonía con las problemáticas de su época; en algunos casos lo hará directo a cámara, y en otros, en diálogo con los demás personajes.

Una voluntad documentalista atraviesa la película, que, construida mediante un montaje experimental, abunda en fragmentos, interrupciones, interpolaciones, superposiciones. Predominan los colores primarios saturados, con énfasis en los de la bandera francesa. El personaje de Juliette es el hilo conductor; es el recorrido por una jornada completa de su vida lo que brindará cierta linealidad a la narración. Sin embargo, la mirada se dirigirá también a otras mujeres, que, en breves intervenciones, se dirigirán a la cámara compartiendo detalles de sus vidas, sus trabajos, sus preocupaciones y sus deseos.

La ciudad de París de 1966 es retratada como escenario, pero desde una perspectiva crítica. Vemos una ciudad en construcción, en remodelación, una ciudad que se transforma. Los cambios que se están dando a nivel edilicio están, por momentos, acompañados por el ruido de la obra en construcción; en otros momentos, a la imagen muda de la ciudad se superponen comentarios. La película manifiesta explícitamente una crítica a las políticas de De Gaulle, en términos económicos y morales. El trazado de la nueva París, dice Godard, permite profundizar la discriminación de clase.

El director realiza un estudio de la vida de la ciudad, de sus habitantes y los vínculos que los unen: "La ciudad es una construcción en el espacio. Los elementos móviles de la ciudad (...) los habitantes (...) son tan importantes como los elementos fijos". Con la intención revolucionaria de “estudiar la patología social para formar una sociedad nueva”, interrumpe los fragmentos de ficción con su propia voz en off susurrada. Introduce así reflexiones acerca del rol de los objetos, de las ideas y de la palabra en los lazos sociales, acerca de las dificultades para comunicarse y de la soledad, acerca de la guerra, de la situación de los trabajadores, de los avances científicos, acerca de la publicidad y del consumo.

En una película en la que se hace foco en los cambios a los que la ciudad de París se somete, es clara la idea de buscar un refugio, aquel que físicamente no hallamos, en la palabra. La reflexión sobre el lenguaje tiene un punto álgido en las palabras de Juliette a su hijo: “el lenguaje es la casa en la que el hombre habita”. Este aspecto interior y subjetivo de la palabra se ve amenazado por el constante estímulo que brindan las imágenes. Asimismo, en tanto observa una prevalencia de los objetos sobre las personas, Godard manifiesta un deseo de encontrar una armonía entre el hombre y las cosas que permita que las personas trasciendan la individualidad.

Casi en el inicio del filme, Godard retrata a la protagonista en tanto actriz. Desde ese momento en adelante, somos conscientes de que asistimos a una obra que, sea desde el discurso o desde la materialidad, se piensa a sí misma. Piensa en sus recursos y en su fin, piensa en el vínculo entre las ideas y el exterior. Su intención es clara, pero esta claridad no perjudica a la poesía. La película misma se lo pregunta y se lo responde: "La poesía ¿es formativa o sólo decorativa? Todo lo que decora la vida es formativo”.

8.0
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