Crítica de "Entrecerros", el desarraigo cultural según Leonardo Cauteruccio

Los personajes principales de la historia son Mirta y Rubén, dos jóvenes que luchan por perseguir sus sueños en un entorno difícil y hostil. Mirta vive junto a su familia en una casa ubicada en la cima de una montaña. A pesar de su fuerte aspiración de convertirse en religiosa, se enfrenta a la dura realidad de tener que realizar exigentes trabajos rurales diariamente y cuidar la salud de su madre. Por otro lado, Rubén está a punto de graduarse como maestro de educación primaria, pero su deseo de enseñar en su propia comunidad se ve obstaculizado por las restricciones impuestas por el sistema educativo.

En su ópera prima, que formó parte de la competencia internacional del 8º Festival de Cine de las Alturas, donde obtuvo una mención especial de EDA - Asociación Argentina de Editores Audiovisuales - al mejor montaje, Cauteruccio retrata la tensión entre la falta de oportunidades dentro de la comunidad Diaguita Calchaquí y la posibilidad de iniciar una nueva vida en la ciudad mediante una observación directa y realista en concordancia con la belleza seca de los paisajes.

Entrecerros (2022) no solo logra capturar la complejidad de la vida en Amaicha del Valle, sino que también explora la importancia de la preservación cultural y las raíces en tiempos de cambio y transformación, en un contexto donde las oportunidades son escasas. Se trata de una obra artística y social de gran relevancia, merecedora de ser apreciada y valorada por su aporte a la cultura y la sociedad. Su belleza visual y su capacidad para presentar el dilema de tener que elegir entre los deseos personales y las raíces culturales resaltan entre sus múltiples méritos.