Salas

Crítica de “Contra todos”: Sam Raimi y el espectáculo de la violencia

Con el estilo paródico de “Darkman” y “Noche alucinante”, Sam Raimi regresa al cine de explotación como productor de esta truculenta trama de venganza.

martes 07 de mayo de 2024

Contra todos (Boy Kills World, 2024) está a mitad de camino entre la comedia y la película de artes marciales. Una producción que hace de la exageración de sangre, de estereotipos y de patadas voladoras, su razón de ser. 

En un futuro post apocalíptico, un líder autoritario y represor gobierna la ciudad y mata a sangre fría para entretener a las masas. De esa forma Boy ve morir a su hermana menor. El dolido niño, a quien dejan sordo, promete venganza a los responsables. Entrena con un chamán de las artes marciales y, una vez adulto (interpretado por Bill Skarsgard, IT, Duna parte 2, Nosferatu) comienza con la matanza uno a uno hasta dar con la poderosa villana de esta historia.

Sucede que Contra todos parece parodiar todos los aspectos de la película de venganza sin dejar de ser… una película de venganza!. Esto significa que se ríe de sus propios excesos, arbitrariedades y artificios como si se tratase de Kill Bill (2003). 

Pero en el momento en que se asoma una crítica social al entretenimiento violento, con la televisación de la masacre organizada por el estado, el film da su segundo punto de giro hacia un relato más convencional, perdiendo su mirada reflexiva y dejando en claro que pertenece a ese entretenimiento ultra violento que osaba criticar hasta el momento.

La sensación es que este film dirigido por Moritz Mohr y producido por Sam Raimi podría haber sido algo más que el simple desparpajo sanguinario que es. Una estética cyberpunk y con una impronta gammer, solo para pasar un rato.

5.0
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