MUBI - 6 Puntos
Crítica de “Voyage to time”, Terrence Malick y el misterio de la creación
Con la narración en off de Brad Pitt, el director de “El árbol de la vida” continúa su viaje sensorial que mezcla subjetividad existencial con imágenes del cosmos.
Voyage to time (2016) tiene todas las características de un video realizado para un planetario. El documental -si es que podemos llamarlo documental por las imágenes de criaturas extintas recreadas en CGI- empieza por el comienzo. El big bang deviene en la vida en el planeta tierra, con toda su majestuosidad que el 4K y la tecnología IMAX espectaculariza en cada toma con drone, plano con textura de montañas, ríos de lava, o contraluces en exóticas montañas.
Con movimientos de cámara sinfónicos, la película pasa a los primeros dinosaurios, escenarios tropicales selváticos, la vida en los océanos con sus extrañas y fascinantes criaturas marítimas hasta llegar al ser humano primitivo. Un salto temporal al estilo 2001: Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, Stanley Kubrik), film con el que Voyage to time tiene mucho en común, nos ubica en las metrópolis nocturnas con un festival de luces comparadas con las estrellas brillando en el cielo.
Desde El árbol de la vida (The Tree of Life, 2011), pasando por Deberás amar (To the Wonder, 2012) y Caballero de copas (Knight of Cups, 2015), Malick se muestra interesado en el misterio de la creación, como un Carl Sagan existencial transita sufrimientos y alegrías de sus personajes desde una mística espiritual. Aquí no hay personajes, es la naturaleza en todo su esplendor, que se presenta incomprensible e inconmensurable para el entendimiento humano.
Con el contexto de crisis ambiental mediante, el film es una puesta en valor del mundo que nos rodea y la misión de rendirse ante su supremacía. La manera de contarlo es la misma a la que nos tiene acostumbrado el cineasta de La delgada línea roja (The Thin Red Line, 1998): soberbia narrativa, flashes lumínicos, escenarios grandilocuentes. Una forma de dejar estupefacto al espectador con imágenes que apelan a lo sensitivo.
Sus breves 46 minutos de duración e imágenes de la creación del cosmos le dan ese carácter de video educativo para funciones en los planetarios, que tienen en la grandilocuencia y espectacularidad, la intención de seducir con la experiencia inmersiva, emotiva y sensorial.
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