La talentosa realizadora sigue demostrando su lucidez e inteligencia en cada trabajo

Ana Katz y una épica apocalíptica sobre los vínculos en "El perro que no calla"

“Estoy perdidamente enamorada del trabajo con la elipsis, creo que es un camino de ida, es una gran herramienta que tiene el cine y a veces, en este caso, en esta película, estaba muy interesada en poder desarmar ciertos mecanismos narrativos, los más convencionales, que distancien emocionalmente”, dice a EscribiendoCine.

Ana Katz y una épica apocalíptica sobre los vínculos en "El perro que no calla"
Ana Katz en el set de rodaje
Ana Katz en el set de rodaje
domingo 21 de noviembre de 2021

Presentada en la Competencia Latinoamericana del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, este jueves llega a los cines El perro que no calla (2021), que, con una estructura elíptica, logra transmitir las vivencias del protagonista a lo largo de los años.

La película toca hilos íntimos de la vida, son misceláneas de la vida del protagonista, y por suerte incorporás la elipsis como elemento narrativo, poco utilizada en el cine local…
Estoy perdidamente enamorada del trabajo con la elipsis, creo que es un camino de ida, es una gran herramienta que tiene el cine y a veces, en este caso, en esta película, estaba muy interesada en poder desarmar ciertos mecanismos narrativos, los más convencionales, que distancien emocionalmente, sí quería poder tener una conexión más emocional antes que de construcción de razonamientos. A veces pasa que con la utilización de la elipsis entendés igual pero no llegas a hacer correctamente el camino. La posibilidad de contar una historia de vida, o de etapas, a través de sentimientos que lo recorrieron en esos momentos, sensaciones, es lo que buscaba.

El cine nos recuerda eso, tal vez las aplicaciones de fotos, te tiran un mensaje que dice “hace cuatro años”, pero no lo tenemos presente como cotidiano…
Es tal cual, y creo que esa manera de construir ayuda a poder volver a mirar cine, porque algo que siento que estamos viendo tanto…

Películas vemos, pero poco cine…
Y series, y redes y publicaciones, pero la actitud de estar mirando una pantalla es tan permanente que no está funcionando la degustación o las impresiones genuinas en cuanto a eso y las primeras imágenes que me hice antes del guion, antes que se incorporara Gonzalo Delgado, con quien trabajé, tenía la sensación de las viñetas, que de hecho dibujó María Rípodas, directora de arte, que eran como imágenes, como los meses de un año a través de la vida del protagonista, las temporadas emocionales, con un color nítido, es cine de elipsis, lo que manda acá, el personaje y la elipsis.

Y esas elipsis ayudan a empatizar con él, como esa reunión al comienzo de la película, con los paraguas bajo la lluvia, que yo eso lo ví personalmente, ¿proviene de algo real?
No pasó en mi vida, sí creo que, para que sea apreciada como corresponde esta película, es que me regalé un espacio inmenso en la participación de quiénes la hicimos, y cuando vos contás con cosas tan imaginativas y que te traen tanto, y cuando te preguntan ¿qué hago? Y vos le decís ¿qué harías?, estás abriendo un mundo gigante, y sí pasaba que me reunía en general, nunca ante lo hice, me reunía y les contaba qué sentía sobre las escenas, pero no quería quitarles la sensación de “a la deriva” que tenían y que yo quería que esté. Y a muchos de los actores no conocía, pero me emocionaba al verlos, hay algo de documental, espiando y contando lo que imaginás contando, cazador y recolector orientando hacia donde querés abriendo la mirada lo máximo posible.

Hay algo de documentar la realidad, como los bolsones de frutas y verduras, retazos de la vida de muchos que encuentran en el cooperativismo una forma de vida, o cuando Sebastián está en la empresa, y ni siquiera lo pueden echar…
Creo que se disimula mucho, la sensación es que no decimos lo que está flagrante ahí, esa parte fue muy intuitiva, lo mismo que la pandemia.

Eso es inexplicable…
Esa idea y las burbujas, el caminar agachado por un problema que afecta a todo el mundo, eso hace 10 años que vengo con eso, e inclusive dudaba porque me parecía un nivel de delirio muy alto, y pensé, siempre lo hago, como ese manifiesto de Bolaño de Libertad o Respetabilidad, y Libertad, y si es una razón contundente que quiero contar a riesgo de parecer descabellada, pero viendo en el cine de los cincuenta vuelos y riesgos más altos, nos volvimos más pudorosos en cuanto al relato absurdo.

Hay una autocensura en cuanto a lo posible…
Pienso en Buñuel, en el espacio de lo absurdo que no se leía como tan loco como ahora se lee una propuesta que sale un poco de lo convencional. El cine es una herramienta para pensarnos, preguntarnos por nosotros, es el cine que no es de mercado, el que no se explica, y desde ahí apoyando todo lo que pueda hacerse para que no esté solo en un museo porque me parece que las necesitamos para crecer como pueblo.

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