Festival de Cine Alemán - 7 Puntos
Crítica de "Felicidad", de Henrika Kull, mujer contra mujer
Presentada en el Foco Goethe-Institut del 21 Festival de Cine Alemán con la premisa de presentar “mujeres que luchan por empoderarse, superar la posición de víctima y definirse con libertad”.
En ese marco se presenta Felicidad (Glück, 2021), con guion y dirección de Henrika Kull (Jibril, 2018).
Sascha (Katharina Behrens) es una trabajadora sexual del burdel “Queens”, uno de los muchos burdeles legales de Berlín. Maria (Adam Hoya) es una chica nueva, su calma y su sensualidad atraen rápidamente a Sascha casi por oposición complementaria.
Una vez más en las narrativas de esta edición del festival observamos la estructura de racconto, partiendo desde el final en los primeros minutos y reconstruyendo la historia. Se constituye en sí por una gran primera parte en la que se narra el encuentro entre estas mujeres con mucha delicadeza y una necesidad imperiosa de contraponer el sexo (del trabajo de las protagonistas), despersonalizado, mecánico, ficcional; a la sexualidad (entre ellas), con amorosidad, ternura, conexión, besos, compañía.
Y una segunda parte, marcada por el quiebre de la protagonista Sascha y sus propios conflictos personales asociados a su pueblo y su gente del pasado, del que no puede desprenderse pues su hijo forma parte de ello.
Además se infiere, aunque la película no delinea del todo, que el trabajo sexual es una parte importante de los conflictos internos, que la legalidad no le quita, por lo menos para ellas, la cualidad de secreto, por ejemplo. Y pese a que el espacio de trabajo es el espacio más grande dentro de Felicidad, no se aborda de lleno el tema de la prostitución sino que se circunscribe casi exclusivamente a las cuestiones románticas y personales.