Crítica de “Tarará, la historia de Chernobil en Cuba”, relato de la solidaridad cubana

Con entrevistas a Silvio Rodríguez, Aleida Guevara, Roberto Fernández Retamar, Ignacio Ramonet, Atilio Borón, Ramón Labañino y Gerardo Hernández, este documental narra el trabajo de colaboración médica, cultural y educativa del pueblo cubano con las víctimas de la explosión nuclear ocurrida en la Unión Soviética, al recibir a 26000 niños ucranianos en el vecindario de Tarará en La Habana.

Pero lo interesante de Tarará, la historia de Chernobil en Cuba (2021) es que Chernobil funciona de disparador para hablar de las acciones del pueblo de la isla ocurrido en aquellos años: el programa cultural, la reacción al endurecimiento del bloqueo impuesto por Estados Unidos luego de la caída del muro, la participación en la guerra de Angola, entre otros. 

Es interesante que la narrativa viene por parte de los ucranianos acogidos, hoy adultos que rememoran los hechos desde sus recuerdos siendo niños. Ellos describen con detalles la solidaridad cubana y las oportunidades recibidas después, cuando muchos hicieron sus vidas en la isla, construyeron sus familias y carreras universitarias en medicina.

Producido por el Espacio de la Fraternidad Argentino Cubana y Carbono Films, por supuesto este documental engrandece el trabajo realizado por las políticas impulsadas por Fidel Castro. Pero lo hace desde sus efectos en la gente y su sentido agradecimiento. Los detalles sobre el bloqueo económico y su significado, la ayuda ofrecida en el conflicto de Angola, son hechos explicados de manera didáctica que siempre tuvieron poca trascendencia en los medios masivos de comunicación.

La historia de Chernobil es una de las tantas historias poco contadas y menos difundidas a nivel internacional. Difundir el programa de ayuda médica ofrecida por Cuba en situaciones de tragedias internacionales es el eje de este trabajo de Ernesto Fontán. Un accionar que no deja de revalorizarse con el tiempo y poner en relieve sus fines humanitarios.