74 Festival de Cannes - 8 Puntos

Crítica de "Lingui, les liens sacrés", un retrato contemporáneo del egipcio Mahamat-Saleh Haroun

Mahamat-Saleh Haroun es uno de los directores africanos más seleccionados en competencia en Venecia (“Bye Bye Africa”, 1999 ; “Daratt”, 2007) como en Cannes (“Un homme qui crie”, 2010 ; “Grisgris”, 2013 ; “Hissein Habré, une tragédie tchadienne”, 2016. Ahora, con “Lingui, les liens sacrés” (2021) se presenta en la competencia oficial del festival de Cannes.

Crítica de "Lingui, les liens sacrés", un retrato contemporáneo del egipcio Mahamat-Saleh Haroun
CorreCamara-EscribiendoCine
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Todo empieza en N'djamena, la capital del Chad,  un país que consigue salir del desierto gracias al río Níger. Un país de sequías y de tempestad, que de súbito se vuelve verde o se ve como siempre, dominado por colores de tono caliente, entre amarillo y naranja. Un país de polvo.

Amina es una mujer soltera (de unos 35 años) que vive con su hija María (15 años, estudia en el Liceo). Amina es una trabajadora de mucho talento y energía. Su «petit métier» (oficio pequeño) es sacar hilos de hierro de todo tipo de neumáticos para armar pequeños fogones o braseros que vende en el mercado del barrio.

Al inicio de la película vemos el trabajo de Amina, es duro y de pocas ganancias, sus gestos son muy precisos y eficientes. En su patio, para su oficio, lleva pantalones azules de hombre, los cabellos bien apretados y por atrás. Se parece a un hombre. Y de modo claro se ve que lo hizo a propósito el director. Se trata de una mujer soltera que lleva su vida a su modo, sin importar que muchos vecinos la miran como si fuera una prostituta, una mujer de mala vida.

Todo está listo para que surja el drama y motor de la historia, una trama muy sencilla al final: una mujer soltera ayuda a su hija de 15 años a abortar, lo que en las tradiciones y la ley de su país está totalmente prohibido. Vemos el peso de la religión musulmana y de sus numerosas mezquitas que se construyen diariamente en el país. Vemos también como el imán (el líder religioso) maneja la vida de los miembros de su «parroquia». ¡Y eso a pesar del hecho que Chad es uno de los Estados muy involucrados contra los terroristas integristas!

La búsqueda de dinero para pagar el aborto de su hija y las reacciones de la joven permiten al director expresar su mirada sobre la capital del país: entre tradiciones y modernidad, la estética de la ciudad tiene mucha fuerza y energía. El sonido da fuerza a un mundo urbano de colores y sombras muy impactante, casi peligroso en sus múltiples caras. Sombras de hombres y mujeres que se destacan en un ambiente de polvo y de sol oscurecido por el viento y la contaminación de los coches y camiones.

Los detalles se añaden a otros detalles para dibujarnos un mundo en que más allá del aislamiento y de la soledad, las mujeres (o por lo menos ciertas mujeres) van a unirse para salir de la opresión que los hombres les imponen.

Gracias a la presencia fuerte de su universo urbano, el director se escapa de los riesgos ligados al hecho de proponernos un tema muy comprometido. Lingui, les liens sacrés va más allá del cine como tema social. Lo trasciende para ir hacia lo universal, para lo contemporáneo.

La trama no busca un final feliz pero sí dar esperanzas en la solidaridad femenina.

Con otras palabras pero con la misma certeza, la película de Mahamat-Saleh Haroun anda en los pasos del maestro del cine africano desaparecido hace quince años, Sembene Ousmane cuya última pelicula “Moolaadé” (2004), habla del papel protagonista y de primer plano de las mujeres contra la mutilación genital de las niñas.

Las luchas para legalizar el aborto en diversos países latinos —y en Argentina, para quedarnos en este tema en cine— es también muy difícil pero marcada con sello de esperanza (como no los decía Iván Solanas aquí en Cannes hace tres años). De África a América Latina, los caminos se cruzan, las vías son varias y cercanas. 

8.0
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