Crítica de "Bufones de la risastencia", documental de Patricio Escobar

El término “bufón” tiene su origen en la lengua italiana y se utiliza para nombrar a un personaje similar a un payaso cuya finalidad es hacer reír y entretener al público. En la antigüedad, los bufones, tenían la función de entretener a los reyes. Hoy, ese término no se utiliza demasiado y fue suplantado por el de payaso. Bufón, en cambio, se emplea como adjetivo para calificar a aquella persona que suele causar gracia, ya sea adrede o sin ninguna intencionalidad.

Bufones de la risastencia se estructura a partir de una serie de entrevistas y performances con destacados referentes del género como Leo Bassi (bufón y clown), Andrés del Bosque (doctor en artes escénicas y bufonadas), Marcelo Savignone (actor, director y pedagogo teatral), Mario Aguerre Ferrer (actor, director y pedagogo teatral), Gastón Borges (director y autor), Mauricio Kurcbard (actor) y Joaquim Elías (director de teatro y psicoterapeuta), entre otros, para ofrecer un acercamiento a esta disciplina artística, desde un lugar socio-antropológico, pero siempre buscando paralelismos y nexos con la realidad nacional que nos interpela.

Escobar cimienta su película a partir de una situación particular: el día que Buenos Aires amaneció con un olor nauseabundo, a mierda, y de como los medios se hacían eco de esa noticia. Dicha “bufonada” lleva a otra, y a otra, y Bufones de la risastencia se convierte en manifiesto humorístico y urgente sobre la actualidad política argentina. Aunque a diferencia de antaño ya no son los bufones los que entretienen a los reyes, sino viceversa.