Netflix - 6 Puntos

Crítica de “La vigilante”, con Olivia Wilde como una atormentada vengadora anónima

Una fría y calculadora guerrera se presenta ante el llamado de una víctima de violencia de género con el fin de poner las cosas en su justo lugar.

sábado 19 de junio de 2021

Cada tanto aparecen este tipo de películas que abordan una problemática social desde el género. El reclamo de derechos y de justicia social queda de lado en el mundo desolado y hostil planteado por los relatos. Allí donde la ley no llega aparecen los héroes fuera de la ley (o ángeles de la guarda) para reinstalar el orden y proteger a los más débiles.

Sadie (Olivia Wilde) es una mujer atormentada. Vive ocultando su identidad entre pelucas y maquillaje, transforma su apariencia para cada “misión”. Asiste a grupos de auto ayuda de mujeres víctimas de violencia de género (ella también es una) y (re)acciona como el ángel de la guarda de mujeres y niños que no pueden romper -o escapar- del espiral de violencia al que están sometidos a diario.

Ella misma sufrió un evento traumático que sabremos avanzada la trama, pero que tenemos indicios de él ante sus enfáticas descargas de grito y llanto en soledad. En ese doloroso y visceral viaje introspectivo aparece lo mejor de la película escrita y dirigida por Sarah Daggar-Nickson que coquetea con el cine de autor en el modo de narrar. Los cortes abruptos de un plano a otro dejan fuera de campo la violencia (aunque no siempre) y fragmenta el dolor emocional de su protagonista que se traduce en dolor corporal.

La también productora de la película, Olivia Wilde, hace un trabajo físico notable, deja su imagen de belleza ideal con sus rasgos delicados, para mutar en una guerrera enceguecida por el dolor, interno y externo, a saber por sus múltiples cicatrices. La transformación física es producto de su transformación interna, a raíz del trauma sufrido.

Pero cuando pensábamos que el género de venganza femenina era solo una excusa para contar algo más profundo, La vigilante (A vigilante, 2018) abandona la introspección y se convierte en el trillado relato de acción física, con alguna que otra escena gore y un duelo final propio de un western.

A pesar de estos vaivenes, la película funciona en esa línea de films donde la ley esta ausente y los personajes son obligados a resolver sus problemas con sus propias manos. Por eso es necesario pensar a este tipo de historias en tanto fábulas utópicas, aquellas en donde la sola acción individual alcanza para ordenar las injusticias ejercidas en el mundo. Y donde claro, la violencia se presenta como solución y no como generador de mayor violencia.

6.0
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