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Crítica de "El baile de los 41" y la homofobia mexicana a flor de piel

David Pablos dirige esta historia basada en un hecho real que involucró a personajes de la alta sociedad mexicana durante el llamado “Porfiriato” en 1901. Una redada policial detuvo a 42 hombres durante una fiesta gay privada en Ciudad de México y supuso un gran escándalo social.

domingo 16 de mayo de 2021

El 17 de noviembre de 1901, una redada policial en la Ciudad de México sacaba a la luz el mayor escándalo social (y sexual) de la época. En un local de la antigua calle de La Paz 42 hombres, de los cuáles 21 estaban vestidos con ropa de mujer, eran arrestados por la policía de manera ilegal ya que la homosexualidad no estaba penalizada. La fiesta, integrada por un grupo selecto de caballeros de la alta sociedad y políticos de renombre, contaba entre sus asistentes con Ignacio de la Torre y Mier, yerno del entonces presidente Porfirio Díaz. El único en ser liberado. Por este motivo, el Gobierno intentó por todos los medios tapar el caso ante la opinión pública. No obstante, ya era demasiado tarde.

Tras las detenciones, tan solo saldrían a la luz algunos nombres como el Antonio Adalid, Jesús Solórzano, Jacinto Luna, Carlos Zozaya y el del “El yerno de la nación”, sobrenombre de La Torre y Mier por su casamiento con la hija del presidente. Los demás fueron supuestos por el resto, aunque su condición hizo que se ocultaran. Solo 12 de ellos acabarían cumpliendo trabajos forzados en Yucatán. Uno de ellos, la pareja de Ignacio de la Torre y Mier.

El caso sacó lo peor de la sociedad mexicana con humoradas permanentes en los medios de comunicación y la homofobia en todo su esplendor. El número 41 pasaría a formar parte de la cultura local para referirse a los gays en forma despectiva, un término del que en los últimos años se apropió el propio colectivo LGTBIQ+ en su lucha contra la homofobia.

El baile de los 41 (2020), firmada por David Pablos y protagonizada por Alfonso Herrera (Ignacio de la Torre), Emiliano Zurita (Evaristo Rivas) y Mabel Cadena (Amada Díaz) focaliza sobre Ignacio, el ambicioso e insaciable yerno del presidente Porfirio Díaz que lleva una doble vida: la refinación, la tradición y las apariencias del despiadado mundo político, frente a su intimidad más fiel como miembro de una sociedad homosexual clandestina. Casado con Amada, hija legítima mestiza del presidente, tiene como amante a Evaristo, el miembro 42 del exclusivo club privado secreto de hombres.

Pablos apuesta por un relato contenido (por momentos demasiado), personal y más centrado en lo individual que en lo general. La trama está atravesada por lo que sucede en el interior del personaje de Ignacio y el club funciona como un elemento colateral, más allá de algunas escenas de espectacularidad que referencian a Sodoma y Gomorra (Sodom and Gomorrah, de Robert Aldrich, 1962). De hecho, el famoso baile toma relevancia recién en el tramo final de una historia que gira en torno a la tradición y las apariencias que debe mantener la sociedad de principios del siglo XX, pero cuyos ecos todavía resuenan en gran parte del continente. También hay cierta influencia de Camila (1984) y el cine de la argentina María Luisa Bemberg, con un plano de los dos personajes desnudos en la cama que recuerda una escena de la historia prohíbida entre Camila O'Gorman y el sacerdote Ladislao Gutiérrez. Dos películas que por su temática y abordaje dialogan entre sí.

El baile de los 41 hace un especial hincapié en la estética visual. Una puesta en escena pictórica con una iluminación y contrastes destacados, simulando la oscuridad de lo underground y prohibido frente a una vida exterior más luminosa. El uso del color y lo extravagante reflejan la ostentación de la época y el contexto cultural. De la finura y el orden pasa al caos y la dejadez, pero siempre en unos escenarios con un estilo exquisito. Un drama incómodo que luce al ritmo de la música clásica que le sirve como banda sonora. Es delicado y bello, pero también terrorífico.

8.0
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