Crítica de "Zero", serie italiana creada por Menotti

Zero (2021), a través de sus ocho episodios, aborda temas como la diversidad, la inclusión y el sentido de pertenencia dentro de un barrio marginal de Milán. Lo colectivo por sobre las individualidades y el vínculo entre el sentido de identidad y el lugar donde se habita resultan los tópicos centrales de una historia que deambula entre el realismo y la fantasía.

Dirigida por Paola Randi, Ivan Silvestrini, Margherita Ferri y Mohamed Hossameldin, el protagonista es Omar (Giuseppe Dave Seke), un joven delivery que vive con su padre Thierno (Alex Van Damme) y su hermana Awa (Virginia Diop) en las afueras de Milán, y que, a los ojos de la sociedad, es invisible. Pero Omar es un dibujante talentoso, y Anna (Beatrice Grannò), una muchacha proveniente de las clases acomodadas con una vida aparentemente perfecta, a quien Omar conoce por repartir sus pizzas, será quien reconozca la sensibilidad del muchacho a medida que estrechen lazos de amistad.

Un día, sin embargo, Omar descubre que la invisibilidad que siente en su interior puede transformarse en un auténtico superpoder: puede desaparecer a voluntad. Sus nuevos amigos, Sharif (Haroun Fall), Momo (Richard Dylan Magon), Sara (Daniela Scattolin) e Inno (Madior Fall), lo convencen de usar ese extraordinario regalo en una buena acción: debe salvar al barrio del vandalismo y de los vendedores inmobiliarios sin escrúpulos que quieren expulsar la gente de la zona para construir edificios de lujo. Y así Omar se convierte en Zero, y pasa de ser invisible a ser un héroe gracias a su propia invisibilidad.

La serie, que es una invitación a involucrarse activamente en las problemáticas del mundo actual y a creer en uno mismo, combina sutilmente la realidad con elementos fantásticos que se incorporan dentro de la trama con mesura, y evitando tanto la miserabilidad social como la manipulación psicológica.