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Cuatro películas de Pablo Larraín para ver en Netflix

Ahora que "La historia de Lisey", la serie de terror escrita por el propio Stephen King y dirigida por Pablo Larraín llega a Apple TV+ el próximo 4 de junio, puede ser una buena idea revisar la primera etapa de películas del director chileno en Netflix, que dentro de su formateada oferta ha adquirido algunos de sus primeros títulos: "Fuga" (2006), "Tony Manero" (2008), "No" (2012) y "El Club" (2015).

viernes 16 de abril de 2021

Quienes no hayan visto nada de Larraín, sugiero entrar por la nominada al Oscar No, que protagoniza Gael García Bernal en el personaje de un moderno publicista de televisión. La historia transcurre en 1988  y se centra en la campaña previa al plebiscito que finalmente sacaría a Pinochet luego de 17 años de dictadura. Filmada con una cámara de vídeo UMATIC de 1983, cuya textura genera una sensación de acercamiento al tiempo de la historia, la película tiene como uno de sus temas principales, el de la estetización de la política. Contrariamente a lo esperado por la izquierda, la campaña que el personaje de Gael propone para sacar a Pinochet del poder utiliza los mismos recursos que una publicidad de Coca Cola de los ochenta, incluso suma un jingle muy arriba: “Chile, la alegría ya viene!”. Este spot que es central en la trama, anula cualquier referencia a la tortura, la desaparición de los años de dictadura, sin siquiera construirla como un fuera de campo. Con este spot queda puesto sobre la mesa el conflicto que atraviesa la historia del arte del SXX y del cual se han ocupado filósofos, y teóricos del cine a propósito del horror de los campos de concentración: la ética de la imagen y los límites de la representación. Surgen como valores enfrentados en la trama ¿cultura afirmativa o negatividad crítica de la cultura?, en definitiva la disputa alrededor del sentido de las imágenes que construimos; los medios -también los de comunicación-y los fines. Preguntas útiles para pensar los tiempos que vivimos.

Lo que el spot de campaña deja de lado en No, aparece como fuera de campo en una película como Tony Manero, la otra película que vale la pena mirar. Ambientada en Santiago en plena dictadura, un hombre se obsesiona con el personaje de John Travolta en la película Fiebre de sábado por la noche. Los personajes se repliegan adentro de un tugurio y ensayan una obra de danza disco mientras el afuera de las calles se constituye como un espacio público sombrío.  Sin embargo la violencia y la perversidad ejercidas por el aparato estatal han atravesado concretamente los cuerpos de los protagonistas vaciándolos, por fuera de toda ley, impotentes como el propio Tony encarnado por el gran Alfredo Castro, con quien Larraín ya había trabajado en Fuga, su ópera prima y volverá a trabajar en cinco películas más. Esta suspensión ética que plantea el personaje de Tony Manero se profundiza de forma ya totalmente explícita y menos interesante en El Club, que también puede verse en Netflix. La película, que obtuvo en su momento el Oso de Plata en Berlín, se centra en un grupo de curas y una monja que han cometido actos delictivos en distintas esferas y vuelven a traer un pasado oscuro que también remite al período de la dictadura chilena.

Puede encontrarse en la misma plataforma, Hecho en casa, una antología de cortometrajes de grandes directores que fueron filmados durante la pandemia del año pasado, convocados por Pablo y su hermano productor Juan de Dios Larraín. El corto de Larraín que tiene a Mercedes Morán como una de las protagonistas femeninas no termina de funcionar y resulta más bien patético. Sin embargo, es divertido darse una vuelta por la serie para ver las ideas de Paolo Sorrentino, Naomi Kawase, Rungano Nyoni o Sebastián Lelio pensadas en un contexto extraordinario para una ventana de exhibición diferente a la que nos tienen más acostumbrados.

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