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Crítica de "Beginning", había una vez en Georgia

La ópera prima de la directora georgiana Dea Kulumbegashvili, ganó cuatro premios en la última edición del Festival de San Sebastián, incluyendo la Concha de Oro a la mejor película, dirección, guion y actriz.

Crítica de "Beginning", había una vez en Georgia
viernes 22 de enero de 2021

Un fascinante e inflexible film, aunque también difícil, que trabaja sobre tópicos como la libertad, la religión y la igualdad en sociedades patriarcales. La experiencia puede ser tan hipnótica como incómoda. 

La historia comienza con un tenso plano secuencia donde extremistas atacan la casa de un grupo de Testigos de Jehová que practican una ceremonia religiosa en un pueblo de Georgia. Kulumbegashvili centra el relato en el personaje de Yana Ia Sukhitashvili), la esposa del líder de la congregación que debe viajar a la capital para pedir un préstamo para reparar el edificio. Ese viaje aparentemente irrelevante supondrá una experiencia traumática para la protagonista que sufre una crisis personal y existencial.

Kulumbegashvili, que le escapa a las convenciones y a la autocomplacencia, apuesta por un estilo seco, radical, directo, con una estudiada puesta en escena de pocos diálogos, una violencia latente y turbadora, y una concepción artística y visual muy personal en donde, en contra de lo que parece, nada es dejado al azar. En su crudeza formal es donde encuentra una coherencia ideológica irreprochable, marcando distancias emocionales y físicas con unos personajes a los que utiliza como herramientas sobre las que apoyar sus imágenes.

Audaz y epatante, Beginning (2020) se propone como un desafío hacia el espectador, tanto por sus elecciones estéticas, como por sus escenas transgresoras, ante las que resulta tan difícil fijar la mirada como evitar correrla de ellas. Un cine radical, político y necesario que exige un posicionamiento que va más allá de sí misma. Una defensa de un arte comido de sus propios límites.

10.0
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