La increíble historia de la Isla de las Rosas

Giorgio Rosa, un joven ingeniero nacido en Bolonia construyó en medio de las revueltas revolucionarias del 68 una plataforma de acero de 400 metros cuadrados, que se encontraba a 6 millas de la costa de Rumania, en aguas internacionales, donde la regla era la ausencia de reglas. Rosa le pidió a las Naciones Unidas que reconociera “La Isla de las Rosas” —que, mientras tanto, se convirtió en un destino que simbolizaba la libertad de la época— como un estado independiente. El gobierno italiano, que estaba en contra de dicha iniciativa, usó la fuerza militar para terminar con la aventura y destruyó la plataforma en la única guerra de agresión librada por la República de Italia.Si la historia real puede resultar absurda, Sibila utiliza un tono similar para contarla y eso hace que lo reall se vuelva poco creíble y parezca una ficción inventada a pesar de ser un hecho histórico. Desde sus primeras secuencias la comicidad y el grotesco dominan una trama que busca entretener burdamente y alejarlo el hecho de toda épica histórica. Los personajes, de ambos bandos, caricaturescos y retratados fuera de los ejes de toda cordura, tampoco ayudan mucho a la credibilidad de una trama que entretiene pero no avanza más allá de la superficie.La increíble historia de la Isla de las Rosas (L’incredibile storia dell’Isola delle Rose, 2020), que se puede ver en Netflix, es una película ligera que apuesta a cierta romantización aventurera por encima de toda relectura histórica y crítica política a la clase gobernante de la época.