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Crítica de "Trópico", de Sabrina Farji con Juana Viale

Tras dirigir los documentales "Desmadre, fragmentos de una relación" (2017) y "Los Felices" (2018) Sabrina Farji regresa al cine de ficción diez años después de "Eva & Lola" (2010) con "Trópico" (2020), un híbrido entre el thriller médico y el policial melodramático centrado en una infectóloga que, tras la extraña muerte de su pareja, descubre que se está probando una vacuna en un sector de la población que causa daños mortales.

Crítica de "Trópico", de Sabrina Farji con Juana Viale
domingo 06 de diciembre de 2020

Lena (Juana Viale) es una médica infectóloga de Buenos Aires que durante un congreso conoce a Mario (Mauricio Paniagua), un médico de un pueblo rural del norte argentino. Entre ambos comienza un romance y Lena viaja a visitarlo. Durante su estadía en el lugar, un confuso accidente termina con la vida de Mario y Lena comienza una investigación que la termina enfrentando a una corporación que realiza pruebas ilegales de una vacuna con la población del lugar, afectada por una epidemia de dengue.

Farji, también autora del guion junto a Romina Rissolo, construye un thriller que combina elementos del policial, el melodrama y las películas médicas que azarosamente se resignifica ante el contexto actual y la crisis sanitaria que atraviesa el mundo a raíz de la pandemia del Covid-19, donde las diferentes vacunas que se están probando para revertir la situación son parte de la agenda diaria. En Trópico la epidemia es por un brote de dengue y, aprovechando la situación, se prueba una vacuna que en algunas personas produce hemorragias y el dengue es una forma de disimular las consecuencias mortales.

La heroína de la historia no es otra que Juana Viale, premiada por este rol en Montreal, haciendo gala de su fotogenia cinematográfica en una actuación contenida, precisa, alejada de los mohines que la caracterizan y convincente en un rol que la tiene todo el tiempo en cámara. La revelación de la serie Monzón, Mauricio Paniagua, demuestra su histrionismo actoral y que puede hacer roles totalmente opuestos a los del boxeador femicida.

La historia, que comienza con la muerte de Mario deambula entre el pasado y el presente para hilvanar como se fueron dando los hechos, tiene la dosis de suspenso necesario para atrapar al espectador y es cierto que la coyuntura mundial la vuelve aún más atractiva.

Farji, que eligió para los roles secundarios a figuras mayormente provenientes de la televisión (Fabián Mazzei, Andrea Bonelli) logra un film sólido narrativamente, de buena factura técnica, que resuelve con planos cerrados las limitaciones presupuestarias, y con una crítica social acorde a los tiempos que corren.

6.0
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