Semana del Cine Italiano

Crítica de “Mimí, el príncipe de las tinieblas”: ópera prima de Brando De Sica

Un relato fantástico que oscila entre las leyendas de vampiros y el realismo dirigido por el nieto del "neorrealista" Vittorio De Sica.

Crítica de “Mimí, el príncipe de las tinieblas”: ópera prima de Brando De Sica
viernes 12 de abril de 2024

Mimí, el príncipe de las tinieblas (Mimì, Il príncipe delle tenebre, 2023) fue exhibida en los festivales de cine internacionales de Sitges, el Festival de Cine de Lorcano y el Festival de Cine Fantástico de Catalunya, donde obtuvo una mención especial. Además, es el primer largometraje de Brando De Sica, sí seguro el apellido les es familiar, pertenece a toda una familia de artistas y es nieto de uno de los principales exponentes del neorrealismo italiano, Vittorio De Sica.

El guión escrito en conjunto por Brando De Sica, Ugo Chiti e Irene Pollini Giolai narra la historia de Mimí (Domenico Cuomo) un joven ingenuo y bien intencionado que trabaja en una pizzería de Nápoles, Italia. Su entorno está compuesto por Nando (Mimmo Borrelli), su padre adoptivo y dueño de la pizzería y una amiga de la familia, Giusi una mujer trans (interpretada por la actriz española Abril Zamora), quien trabaja como modista desde su departamento. Ambos se ocupan de protegerlo y contenerlo, pues Mimí lejos de ser un joven ordinario, posee unos peculiares pies, “deformes”, que son objeto de burlas y el acoso de Bastianello (hijo del jefe de la mafia local) y su pandilla quienes lo llaman despectivamente “monstruo”. La sociedad que se representa aquí es notoriamente machista.

Todo el microcosmos de Mimí cambia cuando conoce a Carmilla (Sara Ciocca), una joven con look gótico o dark, que proclama poseer un linaje, dice ser descendiente del Conde Drácula. Tras enamorarse de ella, Mimí buscará pertenecer y encajar en el mundo de Carmilla y debido a su ingenuidad creerá en los mitos de vampiros queriendo convertirse en uno. La película posee relaciones intertextuales constantes con el texto literario de Drácula (1897, Bram Stoker) y con cine perteneciente al género de terror y el subgénero del gore.Una de las referencias más explícitas es la película Nosferatu (1922, F.W. Murnau), incluso algunos planos con sus sombras alargadas remiten estéticamente a planos del filme alemán. Asimismo, ciertas cuestiones del argumento o formalidades recuerdan también al filme El Cuervo (The Crow, 1994), sobre todo respecto a las cuestiones de la transformación, inmortalidad y venganza. Al comienzo del relato Mimí es calificado como un “hombre murciélago”.

La transición y este viaje de autoconocimiento también permiten enmarcar a la película en cuestión, como una Bildungsroman (novela de aprendizaje), en donde el enfoque psicológico y moral atraviesan el pasaje a la adultez del joven protagonista. Luego de conocer a Carmilla, Mimí se conduce en un viaje hacia las tinieblas, hacia el inframundo, que lo lleva a cometer actos cargados de violencia, cambiando en consecuencia, su carácter pasivo, donde la mutación es tanto física como mental. Por eso puede también considerarse esta obra como un coming of age.

A pesar de su componente fantástico, la narración permite también pensar varias cuestiones como metáforas y críticas a la sociedad posmoderna. La Nápoles que se retrata es una ciudad deteriorada, en decadencia, cuyos habitantes son violentos, y esa violencia es naturalizada, así como también el consumo de estupefacientes. En adición, cualquier indicación de excentricidad es tratada como una enfermedad mental cuya respuesta automática es la medicación, como respuesta más propensa para normalizar y moldear a las personas, esto es tratado en el cambio del personaje de Carmilla. También, se esboza una breve crítica a la iglesia, Mimí fue criado en un orfanato en manos de monjas que solían decirle: “tus pies son una marca del demonio”, mortificándolo. No es tan alocado entonces que Mimí y Carmilla prefieran fantasear o ir en busca de otra sociedad juntos.

Mimí, el príncipe de las tinieblas nos ofrece un relato fantástico que oscila entre las leyendas de vampiros y el realismo, inclinándose por la fantasía en su desenlace, lo cual posibilita la presencia de la ambigüedad, ¿la última escena sucede o es producto de la imaginación de Mimí? La película italiana resulta sólida y es ideal para los amantes del género de terror y fantástico.

6.0
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