Crítica de "Ricky Stanicky: El impostor": Peter Farrelly regresa a la comedia con Zac Efron y John Cena

Al igual que otros directores de comedia, como Adam McKay con La gran apuesta (The Big Short, 2015) o Todd Phillips con Joker (2019), Peter Farrelly exploró el drama y hasta ganó un Oscar con Green Book (2018). Ahora, con Ricky Stanicky: El impostor (Ricky Stanicky, 2024), regresa a la comedia escatológica de antaño.

Ricky Stanicky es un personaje ficticio, una coartada que Dean (Zac Efron), JT (Andrew Santino) y Wes (Jermaine Fowler) han utilizado desde su infancia para salir indemnes de sus travesuras. En la actualidad, continúan mintiendo a sus parejas, utilizando la excusa de visitar a Stanicky para salir de fiesta. Sin embargo, la situación se complica cuando deben presentar a Ricky en sociedad y deciden contratar a un actor pésimo y alcohólico (John Cena) para interpretarlo.

Aunque John Cena no alcanza la maestría cómica de Jim Carrey, desempeña eficazmente su papel. Sus intervenciones hacen crecer la película por su humor exagerado y desfachatado. Sin embargo, lo destacado de Ricky Stanicky: El impostor radica en un relato sencillo sobre el valor de la amistad con giros claros, una trama que se desarrolla desde el primer minuto y se mantiene entretenida con secuencias divertidas hasta el final. La película incluye bromas arriesgadas sobre la comunidad judía (como el bebé circuncidado), los homosexuales (el ejecutivo de cuentas interpretado por William H. Macy) y la comunidad negra.

Con estos chistes tontos, humor escatológico y el inconfundible espíritu de los films realizados con su hermano Bob, que se remonta a Tonto y retonto (Dumb and Dumber, 1994), Peter Farrelly hace una película que resulta ser una opción agradable para ver en una plataforma y pasar el rato, aunque no supere el nivel de sus otras grandes comedias como Amor ciego (Shallow Hal, 2001) o La mujer de mis pesadillas (The Heartbreak Kid, 2007).