Salas

Crítica de “Baghead: Habla con los muertos”: terror fantástico con buenas ideas y malas actuaciones

El español Alberto Corredor dirige este relato centrado en una maldición que tiene a un espectro con poderes de médium en el sótano de una vieja cantina.

martes 20 de febrero de 2024

El ABC del cine de terror fantástico indica que tiene que haber un monstruo icónico, una maldición con reglas inquebrantables y una heroína dispuesta a transgredirlas. Tópicos de cualquier película que forme parte del inconsciente colectivo del género. La reciente Háblame (Talk to me, 2023) es un ejemplo de lo mencionado. Baghead: Habla con los muertos (Baghead, 2023) cuenta con los ingredientes pero no con la habilidad necesaria para desarrollarlos correctamente.

Cuando Iris (Nancy Nayor) está pasando un momento económicamente apremiante, se entera que acaba de heredar la casa de su difunto padre (Peter Mullan). Lo que no sabe es que en el sótano vive un ser espectral con una bolsa en la cabeza que cuenta con la capacidad de comunicarse con los muertos. Al descubrirlo cree que puede lograr un negocio lucrativo para personas que acaban de perder familiares como Neil (Jeremy Irvine) pero, más rápido que pronto, el asunto se le irá de las manos.

El sótano del bar abandonado donde reside el espectro, se convierte en un escenario inquietante que añade clima al ambiente de terror. Alberto Corredor logra crear momentos visualmente atractivos junto con el director de fotografía Cale Finot, aprovechando la premisa de la bolsa en la cabeza como un elemento gráfico potente. Sin embargo, estos logros visuales no son suficientes para compensar las debilidades de un guión que se diluye con el correr de los minutos, lo que afecta el impacto emocional de esta película, basada en un corto del mismo nombre.

Tras un inicio prometedor, Baghead: Habla con los muertos presenta buenas ideas en cuanto a su enfoque en el terror fantástico, pero su resultado final se ve frustrado por las flojas actuaciones y las resoluciones efectistas vistas mil veces en este tipo de relatos (los famosos “jump scares”), que dejan al espectador con la sensación de querer ponerse una bolsa en la cabeza al salir del cine.

4.0
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