Max

Crítica de "El justiciero 3", Denzel Washington y el mejor cierre en la costa amalfitana

La tercera y supuestamente última de la serie es la mejor: a pesar de su acotada dosis de acción y un desarrollo formulario, "El justiciero 3" (2023) es elevada por la suma de sus partes tales como la dirección de Antoine Fuqua, el inmenso carisma de Denzel Washington y la fotografía del gran Robert Richardson, retratando la costa amalfitana con claroscuros bellos y portentosos.

lunes 19 de febrero de 2024

El justiciero 3 (The Equalizer 3, 2023) tiene más parecido con un Western crepuscular que con una película de acción explosiva, a diferencia de lo que podría sugerir el título, el tráiler o en efecto sus dos antecesoras. Robert McCall (Washington) es un ex agente de inteligencia que dedica su retiro a vengar a los desamparados, usualmente víctimas colaterales del crimen organizado. La brutalidad de sus métodos se balancea con la absoluta calma con la que se los explica a sus enemigos, que por supuesto siempre lo subestiman. La acción escasea pero lo que hay se retrata con el divertido morbo de una película de terror, potenciado encima por la cruel indiferencia de McCall.

McCall es malherido durante una misión en Sicilia y pierde la conciencia a medio escapar. Tiene la suerte de ser hallado por un policía y transportado a un idílico pueblito pesquero donde un amable doctor cura sus heridas y le da hospedaje. A medida que va sanando y paseando, McCall se enamora del pueblo y de sus habitantes. Para cuando la paz se ve violentamente amenazada por la mafia napolitana, McCall está listo para autoproclamarse protector del pueblo.

Con mucha sencillez y casualidad el guión de Richard Wenk construye una situación típica del Western en la que un llanero solitario, “de paso” por un pueblo indefenso, termina defendiéndolo contra la pandilla de forajidos que lo explota. Aquí funciona porque los buenos, además de ser todos recalcadamente afables, son distinguibles entre sí como personajes relacionados específicamente con McCall;  porque los malos son todos detestables e irredimibles, y porque la catártica venganza de McCall se hace desear.

Como para compensar la austeridad de la trama principal se inventa una subtrama no muy interesante que acapara gran parte de la cinta, aunque no agrega mucho y poco afecta o importa al camino del (anti)héroe. Trata sobre la investigación de la CIA sobre el narcotráfico transcontinental e involucra varios personajes y sitios con los que McCall nunca interactúa. Esta mitad de la historia se siente tan aislada de la otra que parece relleno. El nexo conector es Collins (Dakota Fanning), la agente a cargo de la investigación. Las pocas escenas entre Fanning y Washington indudablemente gozan del placer de ver cómo se reúnen las co-estrellas de Hombre en llamas (Man on fire, 2004), pero no terminan de sentirse desconectadas del resto de la trama y la relación culmina de manera chata.

Protagonizada por otro actor y en manos de otro equipo El justiciero 3 sería una película genérica de venganza. En este caso sobresale por el indudable atractivo y dramatismo de su fotografía, el cuidado de la construcción de sus momentos (posee un ratio de tensión y catarsis impecable), la humanidad subyacente de un mensaje simple y el gusto de ver a su estrella en acción.

7.0
Te puede interesar
Últimas noticias
MÁS VISTAS