Salas
Crítica de “Un pájaro azul”, Julieta Zylberberg y Alfonso Tort en una crisis de origen freudiano
Ariel Rotter (“El otro”) regresa con otro drama intimista sobre la imposibilidad de procesar el dolor.
El cine de Ariel Rotter puede pensarse en términos psicoanalíticos, donde el origen del dolor, de la parálisis emocional, radica en un suceso del pasado profundamente arraigado. En desentrañar su origen funciona la trama de este relato.
Dividida en tres capítulos, “el hijo”, “el padre” y “la madre”, el guión del propio Rotter y Federico Pinto explora las consecuencias de los traumas en los vínculos construidos en el futuro. Y lo hace con un drama intimista que esta vez, roza la tragicomedia.
Valeria (Julieta Zylberberg) y Javier (Alfonso Tort) están en pareja y buscan un hijo hace tiempo. Un día Camila (Romina Paula), una compañera de oficina de Javier, le dice que está embarazada de él, producto de una aventura que tuvieron en el pasado. La pareja se separa y él entra en una crisis existencial. Sin encontrar su rumbo se refugia en casa de su padre (Norman Briski) y revive recuerdos del pasado.
El conflicto de Un pájaro azul (2023) puede pensarse por sus “ausencias”. La ausencia del hijo que no llega, la ausencia del padre, por el comportamiento errático de Javier (donde surgen lapsos de humor absurdo) que no le permite asumir su responsabilidad, y la ausencia de la madre, sea la madre que no es, la madre que quiere ser y no puede quedar embarazada, o la madre que no está. Figuras fantasmales que dejan huella y condicionan las relaciones futuras.
Rotter elabora una película sensible y emotiva, que conecta automáticamente con el espectador gracias a su habilidad para la tensión dramática y su componente de melodrama. Con simpleza y sin rodeos nos involucra en el drama emocional de sus personajes, sumado a la capacidad cinética del director de La luz incidente (2015) para elaborar una puesta en escena dotada de información y espesor climático.
El elenco se completa con, además de los ya mencionados, Susana Pampin como una suerte de psicóloga inesperada, Walter Jacob, Maria Villar, Julian Larquier Tellarini, Alejandra Fletchner y Eugenia Guerty.
