Crítica de “Escape bajo fuego”, Gerard Butler y otra producción con sesgo ideológico en Kandahar

Escape bajo fuego (Kandahar, 2023) pretende reflejar el conflicto geopolítico en Medio Oriente con un mea culpa yanki sobre el uso y abandono de los traductores afganos por las fuerzas estadounidenses. La misma historia de la película de Guy Ritchie El pacto (The Covenant, 2023) pero con todos los maniqueísmos del cine de acción.

El héroe de barba es Tom Harris (Butler), un agente encubierto de la CIA que detona una central nuclear en Irán y por ende, será perseguido junto a su intérprete afgano (Travis Fimmel) por la policía iraní, los talibanes, el ISIS y algún que otro pakistaní enojado a través del desierto. Ambos tienen que llegar hasta la ciudad afgana de Kandahar donde podrán tomar un vuelo de regreso a Londres.

El tipo acaba de detonar una central nuclear haciéndose pasar por un operador de internet y queda al descubierto por una periodista que trafica información confidencial en alusión a  Snowden. El rol del héroe de incógnito en territorio enemigo es cuestionable. Para justificar su accionar subversivo, la película muestra a un grupo de policías reprimiendo a una persona en el suelo. El Estado malvado, el pueblo oprimido y el héroe yanki que llega a liberarlos. La explicación burda de las injusticias sociales en una sola imagen para aprobar la intervención de occidente.

Ric Roman Waugh (Presidente bajo fuego y El día del fin del mundo) dirige la historia escrita por el guionista Mitchell LaFortune, quien sirvió en múltiples despliegues en Afganistán como oficial de la Agencia de Inteligencia de Defensa. La película fue filmada íntegramente en el reino de Arabia Saudita, en la ciudad de Al'Ula, en la región de Medina, al noroeste del país árabe.

Escape bajo fuego toma su tiempo para arrancar, ya que dedica casi una hora a la explicación del complejo conflicto geopolítico, presentado desde la perspectiva occidental, y a la introducción de un variado elenco de personajes pertenecientes a las diferentes facciones armadas. Es en la segunda mitad de la película cuando finalmente comienza la trepidante persecución a través del desierto, siguiendo la estructura de una trama de fugitivos.

El pacto profundiza en el sentimiento de culpabilidad estadounidense por el abandono de los intérpretes afganos, quienes fueron empleados durante la ocupación de Afganistán contra los talibanes. Esta exploración se lleva a cabo a través del género bélico, logrando un realismo impactante que coloca el peligro en un lugar central. En contraste, Escape bajo fuego se enmarca en el género de acción, con personajes que caen en estereotipos y exageraciones, llegando incluso al punto del ridículo, convirtiéndose en un panfleto simplista sobre el mismo tema.