Salas
Crítica de “Trolls 3: se armó la banda”, relato sobre la industria musical disfrazado de comedia familiar
En el medio de un fuerte revival de la cultura popular de los 80' y 90', y en donde los ídolos musicales de principios del nuevo milenio no paran de revelar secretos de su pasado, “Trolls 3: se armó la banda”, se suma a la movida y expone verdades sobre la industria musical.
Cuando Floyd, el hermano de Ramon, es secuestrado por sus talentos musicales por un par de nefastos villanos que son estrellas del pop, Ramon y Poppy se embarcan en un viaje para reunir a sus familiares y rescatar a Floyd de un destino aún peor que la cultura pop.
En su concepto principal, Trolls 3: se armó la banda (Trolls Band Together, 2023) sigue con el aura noventera para presentar una historia en la que los lazos familiares y los traumas que estos dejan, son parte importante de esta ingeniosa alegoría sobre los problemas, fraudes y explotación dentro de la industria musical.
El film se desprende un poco de sus antecesoras para plantear esta historia sobre traumas familiares, sin tener que cargar el peso de lo ocurrido anteriormente, tomándose la libertad de introducir nuevos conceptos y de jugar un poco con el árbol genealógico de nuestros protagonistas.
Para presentar la crítica social de una forma que deje una moraleja para los más chicos, la película pone en auge a Velvet y Veneer, dos villanos que rebozan de inteligencia y maldad como para secuestrar a un Troll muy talentoso y robarle sus capacidades para volverse populares. Poniendo en pie una suerte de metáfora y crítica social bastante fuerte sobre los daños en el mundo de la música, simbolizando al plagio entre artistas, los fraudes y hasta llegando al sensible terreno de la explotación laboral.
En el lado humorístico, predomina lo absurdo para dirigirse a los más chicos, junto con ciertos comentarios que se centran en un público más adulto debido a algunos chistes subidos de tono y a varias referencias puntuales de la cultura popular de la década del noventa.
En esta tercera entrega, se puede notar una gran mejoría en la técnica de animación, con una textura mucho más realista con su toque caricaturesco en la piel y en el vestuario de sus personajes, junto con su colorida paleta de colores a la hora de representar diferentes simbologías dentro de su estética retro.
Se trata de una gran y entretenida cinta con un muy buen oído musical, que gracias a animarse a poner varios temas actuales y controversiales sobre la mesa, y tener un gran poder para explicarlos de una forma sencilla, nos deja una pieza muy inteligente con grandes valores y moralejas que dejaran pensando tanto al público infantil como a los más adultos.
