Crítica de "Lejos de los hombres", un viaje cinematográfico a la soledad y la determinación

En el corazón de esta narrativa, Pedro emerge como el protagonista indiscutible, un individuo que ha tomado la decisión de distanciarse de las comodidades de la vida moderna, encontrando su refugio en una cueva, inmerso en la inmensidad de la naturaleza. Lo que en apariencia es una vida simple, se transforma en el epicentro de atención y curiosidad cuando un cineasta decide aventurarse en la compleja tarea de documentar su existencia.

Sin embargo, la trama toma un giro inesperado cuando el equipo de realizadores se ve sumido en un escenario inusualmente desafiante, marcado por las restricciones de viaje y el confinamiento forzoso a raíz de la pandemia global. Lo que alguna vez fue la elección deliberada por parte de Pedro, se convierte ahora en el aislamiento obligatorio para los miembros del equipo de filmación. Este contraste entre aquello que es elegido y lo impuesto crea una dinámica intrigante que añade capas de significado a la narrativa.

Este inesperado giro en la historia no solo pone a prueba la determinación del equipo de cineastas, sino que también arroja luz sobre la ironía de la situación. Pedro, quien optó por el aislamiento voluntario, se convierte en un faro de resistencia y adaptabilidad, mientras que los cineastas, quienes originalmente eligieron aventurarse hacia lo desconocido, ahora se ven atrapados en una realidad que nunca habían anticipado.

Esta dualidad entre la elección y la circunstancia, entre la libertad y la restricción, profundiza aún más en la trama, proporcionando un rico terreno para la exploración de las relaciones humanas, la resistencia frente a la adversidad y la fuerza de la pasión creativa en tiempos difíciles.

Aunque Lejos de los hombres pueda parecer modesta en su premisa inicial, su impacto es profundo y desafiante, incitando al espectador a introspeccionar sobre su propia conexión con la naturaleza, la soledad y la capacidad de resiliencia en momentos de adversidad. Orcel nos brinda un regalo cinematográfico que nos inmerge en la exquisita belleza de la naturaleza y en la extraordinaria fortaleza del espíritu humano.