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Crítica de "Águas do Pastaza", Inês T. Alves explora la vida infantil y la lucha por la sostenibilidad
En el corazón de la Amazonia ecuatoriana y peruana, donde las aguas del río Pastaza serpentean en su camino hacia convertirse en el majestuoso Amazonas, se encuentra el pueblo Achuar. Esta comunidad, que vive a ambos lados de la frontera, ha encontrado en estas aguas y bosques no solo un hogar, sino un modo de vida. Inês T. Alves nos sumerge en el mundo de los niños Achuar, iluminando su vívida conexión con la tierra y su enfrentamiento con los desafíos modernos.
El documental, gestado a partir de la estancia de la directora en la comunidad de Suwa en 2018, es un testimonio íntimo y visualmente fascinante de la vida de estos jóvenes Achuar. Las imágenes pintan un cuadro donde los niños prosperan en un entorno que exige destrezas y habilidades arraigadas en la naturaleza. Juegan en las aguas del río, trepan árboles para cosechar frutos inalcanzables y transforman elementos naturales en juguetes y utensilios. Alves nos ofrece una mirada genuina y sin adornos a la vida cotidiana, donde la independencia y la camaradería se entrelazan en un tejido único.
Pero, Águas do Pastaza (2022) no solo retrata la conexión con la naturaleza, sino que también resalta las tensiones emergentes. Los niños Achuar, mientras mantienen su estilo de vida tradicional, no están aislados de las influencias externas. La narrativa, de manera inteligente, expone la introducción de nuevas tecnologías en la comunidad, señalando la encrucijada que enfrentan entre sus raíces y la ola de modernización. La directora captura este conflicto interno a través de los ojos y acciones de los jóvenes protagonistas.
Mediante la mirada de una cineasta con una sensibilidad poco frecuente, somos instados a contemplar nuestra relación con la naturaleza y el potencial impacto duradero que nuestras acciones pueden ejercer en el entorno que compartimos. Águas do Pastaza incita a cuestionar nuestro papel en la salvaguardia de la invaluable riqueza tanto natural como cultural. Con una narrativa perspicaz y una dirección experta, Alves nos ofrece una ventana hacia un mundo que indudablemente merece ser atendido y respetado.
