Diego Palacio se adentra en una misteriosa secta a través de “Frágiles”

Frágiles (2023) es una ficción audiovisual de ocho episodios que relata la investigación de un críptico asesinato, en un idílico y perdido pueblo del sur, cometido por Camilo Goya, el líder esquizofrénico de una oscura secta surgida en las vísperas del nuevo milenio. En el seguimiento de la causa se encuentra Olivia Grecco, la joven asistente de un fiscal español, que regresa a su pueblo natal creyendo investigar un simple caso policial, pero acaba descubriendo el verdadero motivo de la trágica muerte de su madre. Antes del estreno de la miniserie coproducida por Flow y Storylab en la plataforma de streaming, su director Diego Palacio compartió detalles del thriller.

Si nos trasladamos al origen del proyecto audiovisual, ¿en qué circunstancias surgió?
En realidad, la idea inicial nació postpandemia. Nos parecía que teníamos que contar historias que tuviesen que ver con la fragilidad emocional con la que habíamos quedado. Entonces, considerábamos que estaba bueno encarar ese tipo de temas con un contenido, en este caso, policial, que ya venimos trabajando con Flow desde hace varias temporadas. Con Nacho Viale y Lucas Molteni, que son parte del equipo de autores, empezamos a desarrollar esta idea de personas que estaban rotas, con vínculos tóxicos. Y ahí sumamos a Juan E. Cordoni y a Luciano Cocciardi, terminamos de conformar el equipo de escritores, armamos la historia y la presentamos en el Programa Renacer Audiovisual. Quedamos seleccionados, escribimos y le presentamos la historia a Flow. Les encantó, y con su luz verde nos pusimos a preproducir.

¿Qué tuviste en cuenta para el pasaje del guion a la pantalla?
Fue muy importante que el guion fuera bien sólido. También el casting, y la verdad es que tengo actores y actrices muy buenos, con un nivel muy alto, que estaban muy enfocados en lo que tenían que hacer, armando esta singularidad del mundo secta, que era difícil y arriesgado. ¡Lo hicieron de una manera increíble!

¿Cómo te sumergiste en el mundo de las sectas?
Postpandemia, y con la idea de la fragilidad, aparecieron en el mundo comunidades con cierta búsqueda ontológica, de transformación, de búsqueda del ser. Nos parecía que tenía que ver más con una cuestión de gente que coptaba personas en situación de fragilidad emocional, tratando de quitar, o de hacer un beneficio, a partir de la necesidad de ellas. Eso nos parecía un buen elemento para armar un policial.

Todo proyecto tiene sus retos, si tendrías que pensar en alguno a nivel técnico, y otro a nivel narrativo, ¿cuáles recordás? 
En la producción fue muy importante la búsqueda de locaciones para crear este universo. O sea, desde el arte y la fotografía, inclusive el vestuario, teníamos que darle un marco. En ese sentido, la búsqueda de locaciones fue muy importante, y pensar que entre ellas construyeran un mismo espacio, aunque estuvieran a 200 kilómetros de distancia. Por ejemplo, desde el terreno donde se arma la comunidad, con las cabañas, hasta el lugar donde mueren las chicas, hay 200 kilómetros. Por otro lado, desde lo narrativo, siempre nos parece interesante contar historias originales, que vinculen dos temporalidades. Nos hace más entretenido el arco dramático, en este caso, de un personaje que busca la verdad a través del tiempo. Ahí hay un desafío que, bien logrado, es sumamente agradecido por el público.

Una de las premisas de la serie tiene que ver con la coptación que realizan las sectas, fuera de la ficción, ¿qué te cautiva del mundo audiovisual?
Cuando veo un contenido, me interesa que me atrape la historia. Para mí, lo fundamental es pasar un buen rato, entretenido. Me encanta si está muy bien actuada, escrita, montada y realizada, o sea, los distintos elementos dentro del proceso productivo son necesarios para disfrutar de una serie al máximo. Independientemente de eso, tengo, como cualquier persona, gustos muy dispares. Puedo disfrutar tanto de una comedia como de un thriller, o una serie de ciencia ficción.

Y siguiendo la premisa de la fragilidad, ¿dónde la experimentás?
Cuando uno se pone a contar una historia, está enfocado, apasionado, lo hace profesionalmente, y comparte esa fragilidad, entonces, se logra una química muy buena entre todo el equipo. Además, se logran cosas que, quizás, con otro objetivo no lo tendrías, por lo tanto, es poner en juego esa fragilidad compartida. Me parece que ese es uno de los grandes logros que uno puede tener a la hora de buscar contar una interesante historia como esta.