Crítica de “Holy Spider (Araña sagrada)”, Ali Abbasi y el contexto criminal de los femicidios

Un asesino serial mata prostitutas siguiendo siempre el mismo patrón, sin embargo la policía no parece interesada en atraparlo. Rahimi (Zar Amir Ebrahimi, premiada por esta actuación en Cannes) es una periodista que llega a la ciudad para indagar sobre el tema y, ante la negativa de los hombres a cargo de la ley, comienza una investigación por su cuenta.

Holy Spider (2022) sigue la estructura del género policial, con la periodista en el rol detectivesco. Un personaje construido como la heroína (viene del exterior, pone en jaque a las fuerzas y presiona hasta dar con el criminal) que, por supuesto, tiene su antagonista en el asesino. Pero el villano no actúa completamente en soledad sino con la impunidad otorgada por un contexto que naturaliza la violencia ejercida hacia las mujeres. Ahí es donde el film de Ali Bassi complejiza el conflicto, ya no se trata solamente de atrapar al asesino sino de desentrañar un crimen a otra escala.

Porque el serial killer -denominado por los medios asesino de la araña- lejos está de ser un loco suelto. Saeed (Mehdi Bajestani) es un padre de familia respetado, que se auto encomienda limpiar las calles de la ciudad santa de Mashhad de mujeres corruptas. Esto significa secuestrar trabajadoras sexuales con su moto, llevarlas a su casa y asfixiarlas con su velo. Luego envolver el cuerpo y arrojarlo en un descampado sin antes dar aviso a los medios. En la descripción de este personaje la película muestra el amparo del contexto en el que se apoya el asesino para cometer sus actos.

Saeed reitera los crímenes con total impunidad al punto de aparecer entre la multitud de curiosos en las zonas donde abandonó los cadáveres. Elabora un discurso en el que se enorgullece de su accionar e incluso, con seguidores que avalan su visión. La crueldad física ejercida en los asesinatos es igualada por la crueldad verbal, naturalizada en los discursos de odio.

Holy Spider es una película dura por la problemática que trata pero también por la descripción minuciosa que hace del contexto social en que suceden estos femicidios. Construye una tensión siempre latente generada por la impotencia y angustia de los injustos hechos. Un cine de denuncia vehiculizado desde el género que deja un mensaje sobre el germen del mal arraigado en la sociedad, sintetizado en la brillante y desoladora escena final.