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Crítica de “Ozark”, el gran final de la gran serie con Jason Bateman y Laura Linney

Después de una tercera temporada un tanto inverosímil y una cuarta que arranca despareja, el final de la serie recupera la mística inicial con personajes descendiendo a los infiernos.

jueves 19 de mayo de 2022

Ozark (2017-2022) es cine negro en el interior de Estados Unidos, con un puñado de personajes malditos que devoran todo a su paso y corrompen a todos a su alrededor. También es el sueño americano invertido, al mostrar el avance en los negocios de una familia emprendedora que destruye la fisonomía de un pequeño pueblo y la de sus lugareños. 

La historia es la de los Byrdes, una familia que llega de Chicago al lago Ozark obligada a lavar dinero para el cartel de Navarro. Marty (Jason Bateman) es un analista de las finanzas que se dedica a encontrar las grietas del sistema para blanquear los activos de la organización criminal. Wendy (Laura Linney) es su manipuladora esposa -y socia-, que toma importancia por su manejo político de temporada en temporada. Primero manipula a pequeños empresarios locales, luego a funcionarios públicos, y después a jueces y políticos a nivel nacional. La relación siempre tensa con sus hijos Jonah (Skylar Gaetner) y Charlotte (Sofía Hublitz), quienes crecen a lo largo de la serie, será otro aditamento al thriller criminal.

Pero Ozark no es solo sobre la familia Byrde, sino también sobre los Langmore, los criminales de poca monta del Lago Ozark, entre quienes esta Ruth (Julia Garner), el alma de la serie en su tramo final. Primero será la mano derecha de Marty, de quien aprenderá los gajes del oficio, para luego trazar su propio camino.

El showrunner de la serie, Chris Mundy, se da cuenta de que Ruth es el personaje más interesante. Es que la doble moral de los Byrde en clave Walter White (soy criminal porque me obliga el cartel pero disfruto siéndolo) ya no alcanza para sostener la empatía del espectador sobre ellos. En cambio Ruth es el personaje con principios, con sangre en las venas, aquel profundamente humano en su dolor, que actúa más por pasión que por dinero o estrategia.

Ruth es la protagonista indiscutible de la última temporada y con ella culmina la serie. Se marca así la alegoría social, con los Byrdes coqueteando siempre con los poderosos pero manipulando y usando al resto de los habitantes de Ozark. Pero lo interesante es que no hay buenos ni malos en esta serie sino personajes complejos dotados de una oscura humanidad. El color grisáceo que marca el tono de la producción muestra a estos seres condenados, malditos, tomar decisiones trascendentales para ellos y los suyos.

La letra O dividida en cuatro, con un icono en cada espacio que marca los elementos centrales de cada capítulo, es uno de los rasgos distintivos a extrañar de esta producción que rozó límites de credibilidad en sus situaciones descritas, pero jamás perdió el tono e interés por los personajes retratados. Algo un tanto inusual que quedará impregnado en el buen recuerdo del espectador.

8.0
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